Reyes y Juglares Vallenatos

Promoción de artistas folclóricos

El Vallenato, patrimonio cultural en estado de riesgo

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01-FORO VIRTUAL SOBRE EL VALLENATO: PATRIMONIO CULTURAL EN ESTADO DE RIESGO

36 comentarios »

  1. Se están enredando mucho en discusiones filosóficas e históricas los participantes en el debate promovido por Lolita. Los argentinos, para conseguir que el tango sea un valor patrimonial de la humaniddad, solo necesitaron de La cumparsita, Por una cabeza, Arrabal amargo y El día que me quieras. Nosotros solo necesitamos del son, la puya, el merengue y prefentemente del paseo para ser reconocidos mundialmente. Con este basta y que no lo cambien, aunque cambien la instrumentación. Lo que cuenta es la raiz.

    Comentarios por Marcos Ospina | noviembre 23, 2011

  2. Bueno, quizá la intención de Lolita haya sido sacudir el imaginario colectivo del vallenato en la pluma de quienes hemos escrito. Es cierto que para merecer del reconocimiento patrimonial es suficiente con los cantos iniciales. Gabo ya hizo un valiosísimo aporte en Cien años… Lo supefluo no va a distorsionar los valores genuinos. Bien dices, Marcos, de lo poco que necesitaron los promotores del tango. Nosotros tenemos una significativa ventaja: el tango nació en los burdeles del viejo puerto de Buenos Aires, el vallenato nació en el campo. Saludos.

    Comentarios por Donaldo Mendoza | noviembre 23, 2011

  3. «¿Cuál es el vallenato que se va a llevar a la elevación de patrimonio cultural de la humanidad? ¿El de antes? ¿El de después? ¿O el de ahora?» El vallenato tiene cuatro ritmos y ejecutantes de ayer y de hoy que lo hacen muy bien. Como en las antologías, todo está en seleccionar muestras representativas de las distintas épocas, que es fácil identificar. Saludos.

    Comentarios por Donaldo Mendoza | noviembre 23, 2011

  4. QUE NO TERMINE EL DEBATE. ESTE SE PUEDE CONVERTIR EN FORO PERMANENTE AQUÍ EN LA RED PUES ESTA REEMPLAZA AL FORO FÍSICO Y A ELLA TIENE ACCESO TODO EL MUNDO SIN CENSURA ALGUNA. ES LA SALVACION DEL VALLENATO Y DE SU FESTIVAL. LA DISCUSIÓN MANTIENE ARRIBA LA CALIDAD.

    Comentarios por Elkin Mesa | noviembre 23, 2011

  5. Ojalá siga el debate, como lo pide Elkin Mesa.

    Comentarios por Orlando Cadavid | noviembre 23, 2011

  6. Permanente quizá no. Todo se agota. Pero sí mientras se produce la noticia favorable de UNESCO. Que si hay uno que otro canto por ahí salido del redil, sea ninguneado por la reflexión del verdadero patrimonio, a través de este diálogo virtual. Saludos.

    Comentarios por Donaldo Mendoza | noviembre 23, 2011

  7. Apreciada Lolita, la globalización «uniformiza» lo que no tiene raíz o estructura. La tensión siempre existe entre la materialización de la globalización que es el consumo y las identidades particulares de grupos específicos alrededor del planeta, la cultura, siendo más precisos para nuestro entorno. No podemos detener el proceso globalizador, el ejercicio que hacemos cada día al escribir en este medio y en este foro, es utilizar uno de los recursos que ha configurado la globalización, pero si podemos enriquecer y fortalecer la bases que sostienen las particularidades que nos hacen únicos y especiales, ese es el reto que ya hemos mencionado en diferentes escenarios incluyendo este debate. Pretender NO CAER en ella implicaría también dejar de escribir aquí. ¿Cómo vamos hacer? Esa es la pregunta que debe materializarse en acciones claras, precisas e inmediatas. Abrazo.

    Comentarios por Gustavo Adolfo Durán Araújo | noviembre 23, 2011

  8. Lolita tiene la razón. No podemos permitir que el paseo pueda ser convertido en incolora balada o un montón de ruidos. Por eso subí a Youtube, sin identificar al autor, a «Un cuerpo que sabe amar». Es un canto poético al cuerpo del hombre y al de la mujer. Se pueden cambiar los instrumentos, la manera de vestirlo pero no las raíces. Paseo es paseo, lo demás es ruido. Aunque, claro, ahí están el son, el merengue y la puya para lucirse.»Cien años de soledad» es un paseo literario, Gossaín también. Otros, como otros escritores, hacen ruidos, y Silvestre y Peter hacen más ruidos también.
    Donaldo se equivoca. En Argentina dicen que Gardel canta cada vez mejor, no por un fenómeno
    de la naturaleza, sino porque con la tecnología han podido presentarlo mejor e inclusive ponerlo a cantar con orquesta. Pero hay más de diez cantantes superiores a Gardel. Tres nombres bastan: Goyeneche, Rivero y Sosa. Punto aparte por ahora. Con mi respeto.

    Comentarios por Julián Santamarta | noviembre 23, 2011

  9. «No podemos permitir que el paseo pueda ser convertido en incolora balada…». Nada puedes (ni pueden) hacer para evitarlo, Lolita (al mercado le cortas una cabeza y ya le están retoñando otras). Esa no es tarea de personas, eso será una paciente labor del tiempo. Lope de Vega de alguna forma se burlaba de los gracejos de el Quijote, de su colega y contemporáneo Cervantes; pero fue el tiempo, y por supuesto las intrínsecas virtudes literarias, los que hicieron de esa obra la mejor novela en lengua castellana. Es el día a día quien nos muestra la grandeza de Escalona, Gustavo Gutiérrez (prescindible como cantante, para mi gusto), Alejo Durán, incluso Guillermo Buitrago (no dejo de preguntarme si no será él el verdadero compositor de «La gota fría»). Tu labor, Lolita, de difusión del folclor vallenato es comparable a la de Carl Sagan o Isaac Asimov en los terrenos de la ciencia; ellos no eran propiamente científicos, pero sí nos enseñaron a diferenciar la ciencia de la seudociencia. Pero ha sido el tiempo, y no ellos, quien nos ha demostrado que el mejor científico de todos los siglos (!) es Isaac Newton.
    Respecto a lo que dice Julián, yo evito en lo posible emplear el término «equivocado», yo prefiero «puntos de vista». A él no le puede gustar Carlos Gardel, pero no puede generalizar su dis-gusto. Quienes en Argentina dicen que Gardel cada vez canta mejor, saben de los arreglos tecnológicos (como se oye divinamente a Oñate y Durán cantando a dúo, cuando Alejo ya se había muerto). Lo que ocurre en Argentina es el crecimiento a diario de «el mito Gardel» («Escalona, el hombre y el mito», tituló Consuelo su libro), que es como hablar hoy de «la juventud» de Homero, el milenario hacedor de odiseas literarias. Con el mito todos los defectos desaparecen. Un abrazo.

    Comentarios por Donaldo Mendoza | noviembre 23, 2011

  10. Si está o no está la tradicionalidad del vallenato en riesgo es una discusión superada a estas alturas. El hecho de querer preservar una forma y un contenido que ya no hace parte de la expresión musical popular actual que saluda a nombre del vallenato, ni lleva implícito la coartación de esa expresión novel ni por mucho que quiera podría llegar a hacerlo. Se trata de devolverle luz y vigencia a una parte bella, no por lo bucólica, sino por lo riquísima, de nuestro Vallenato Raizal, mientras fulgura con la luz de Neón, Laser y LED (Diodos emisores de Luz) lo que hoy por hoy está marcando la impronta de los niños entre 0 y 6 años como «Vallenato».

    Comentarios por Donaldo Mendoza | noviembre 23, 2011

  11. Estimado Félix: Nos dejaste una tarea para resolver y te aseguro que nosotros ya esa tarea la resolvimos hace rato, en el grupo se habla: del vallenato clásico tradicional y del nuevo vallenato. Los cubanos resolvieron su asunto entre ellos, cuando el poeta cantor Silvio Rodríguez les planteó el pequeño problemita de cantar con una forma distinta a la tradicional manejando un alto sentido en la lírica y exquisitamente musical, simplemente a esa genialidad la llamaron: La Nueva Trova Cubana.
    Tú dices: “Por ello les he insistido en mirar a nuestra música para su análisis y posibles disensos, como una expresión cultural de tiempo, no es ni será igual lo hecho por Tobías Enrique Pumarejo a lo realizado por Kaled”.
    Bien Félix, aquí estamos ante dos fenómenos, uno clásico y otro nuevo, eso es lo que estamos definiendo en el parágrafo primero, pues fíjate que es tan atrasada tu propuesta, que eso que tú planteas ahí, lo planteé yo el miércoles 26 de julio del 2006 en un escrito por el diario El Pilón titulado «El vallenato es un mutante». Te voy a regalar el párrafo: “El vallenato del siglo pasado y antepasado está bastante lejos para el artista de hoy, hay que dejar que los muchachos hagan su música, están en su época y quieren proponer cosas nuevas, la juventud los aplaude y además, ¿desde cuándo hacer música es malo? De modo pues que le decimos a Nelson Velásquez, Emerson Plata, Peter Manjarrés, Silvestre Dangond, Luifer Cuello, Los Gigantes, Los Chiches, Los K Morales: ¡háganle muchachos! Lo único es que no dejen de lado el son, la puya, el paseo y el merengue, porque es la raíz, si ustedes se dedican a inventar y se retiran de la tradición, terminan desorientados. Por supuesto Jorge Celedón está mostrando cual es el rumbo a seguir, en la forma de mantener una tradición vigente, sin perder la frescura juvenil de la innovación, haciendo parte así de la moda y de la historia”.
    De modo pues, Félix, que no estás diciendo nada nuevo.
    El legado de la nueva ola ya es un hecho, si es bueno o malo ya el tiempo lo dirá, aquí si toca recurrir al reloj de arena, el nombre de la nueva ola no les ayuda, así es que decidimos llamarlo “nuevo vallenato”.
    Lo que haremos ante la UNESCO es una petición cumpliendo todos los requisitos que ellos exigen, no entendí que quieres decir cuando dices: “Ustedes, los que pelean a diario con la UNESCO”.
    Cuando nos mandas a profundizar te ubicas en el pináculo del conocimiento vallenato y tú sabes, Félix, y nosotros sabemos que eso no es verdad.
    Tu escrito, mi estimado amigo, es un poco superficial y retoma la polémica en su punto inicial, da la impresión de que apuntas hacia algo, pero vas por las ramitas porque no profundizas, en lo único que se te nota fuerza es donde nos tratas de resentidos y creo que ahí también estás un poco flojo, porque yo que te conozco desde hace 30 años, sé que no es tu estilo agredir para demostrar buenas razones. ¿Que sí eres crítico? Toda la vida te he conocido como polémico y agudo en tus planteamientos, además de visionario, gracias a ti hoy se recibe un Grammy para el vallenato, fuiste tú el que visionó esa posibilidad, te recuerdo recogiendo firmas y te firmé porque siempre creí en ti; pero en esta ocasión creo que perdiste el norte y luces desinformado y lento, en Bellas Artes polemizamos sobre las fusiones, sobre eso nunca vamos a estar de acuerdo salvo el caso de que aceptes que en eso solo hay habilidades artísticas y nada más, la última vez que nos vimos me dijiste: “Chendo, ¡el vallenato es esencial! y te respondí: “Así es, mi amigo”. Pero ahora sales hablando de un factor adherente a nuestra música: la moda. Si nos ponemos a defender lo que está de moda nos quedamos como dicen vulgarmente por ahí, con el ropero lleno y sin tener que ponernos, porque llegó otra moda. Las modas han pasado pero el vallenato continúa.
    Yo puse a circular algunos planteamientos en donde analizo todas las preguntas que tú haces, por ejemplo, tú dices: “Tomar con seriedad cada uno de los tiempos que ha vivido nuestra música vallenata sin confrontarlos entre ellos”.
    En mi primer escrito en el 2010 yo decía en el tercer párrafo lo siguiente: “En realidad la comparación es el peor método que podríamos utilizar, el problema está en que estas propuestas nuevas recién salida del horno salgan a reemplazar a lo verdadero, al vallenato auténtico y son presentadas como vallenato y lo que es peor como la evolución del vallenato, estimados amigos: los cuatro aires no evolucionan, pero si tuviera que ser honesto diría lo siguiente, desde mi punto de vista un tanto sociológico, no entraría a analizar los dos procesos para establecer comparaciones sino que los analizaría por separado”.
    Yo planteé que los cuatro aires no evolucionan, y más de uno se rasgó las vestiduras, pero resulta que son matrices, moldes que no se pueden modificar ni hacia arriba ni hacia abajo, lo que sí se puede variar es la forma de arreglos, tú eres compositor y sabes que los cuatro aires tienen sus características y lo que diferencia a una música de otra, son precisamente las características propias de sus aires y ritmos, cuando se fusiona una música que está creada con otra plenamente identificada, no se está inventando nada nuevo, que es una genialidad, si ya eso lo tenemos plenamente identificado, entonces no llamemos a estas fusiones como la tan cacareada evolución que no es otra cosa más que una estrategia comercial, la gran verdad es que el son, fue son, hace cien años y sigue siendo el son y lo será por cien años más o hasta cuando Dios lo quiera.
    La estructura de la composición vallenata que legó Chico Bolaños, felizmente aprovechada por Tobías Enrique Pumarejo y Luis Enrique Martínez (aclaro: hay testimonios escritos en los cuales don Toba dice: “Yo aprendí mucho de Chico Bolaño”), esa estructura es la misma que se usa hoy en día: estrofa, coro y estribillo. Esto es del romancero español, no es invento de Chico, llegó con los que trajeron la rueda, la tinta, el papel de cambio y las campanas de la iglesias.
    Que el mestizo agrupó narrativa, elegía, picaresca, romanticismo, folclor, fábula, leyenda, misticismo, costumbrismo, en eso superamos a los mismos españoles, por la magia que encierra el vallenato, fíjate Félix, que es eso lo que tratamos de recuperar y proteger.
    Uno de los puntos oscuros que hemos podido clarificar a través de este trabajo, fue descubrir que los que se suponían sabedores del vallenato, no lo son mucho, mas bien fueron los primeros que tuvieron la oportunidad de escribir sobre el tema, pero eso no los convirtió en la última palabra.
    Nosotros no confrontamos a los viejos con los nuevos y si lo hiciéramos, sería una pelea de tigre con burro amarrao, pues no hay cómo comparar a un maestro juglar, o a un poeta lírico, con las nuevas generaciones de compositores, en eso estamos claritos.
    A veces el tiempo manda, otras veces no, la memoria colectiva mantiene aún vigente obras como La Ilíada, La Odisea, Las mil y una noches, entre otras, y El Quijote de la Mancha sigue siendo un paradigma y Cien años de soledad apenas comienza y si hablamos de Mozart, Vivaldi, Liz, Beethoven se dice que solo las generaciones futuras podrán comprender esta gran música de contenido y no de formas.
    El reguetón se convirtió en un depredador de la salsa gruesa, del merengue y de la misma balada romántica, la cual a un sabio de la radio se le ocurrió la brillante idea de bautizarla como “Música para planchar”, imagínate, lo mejor de los años 60, 70, 80 en donde está lo más romántico que ha podido escuchar el mundo latino, en esos treinta años, ahora es música para planchar.
    A los niños en Colombia ahora les están metiendo reguetón en la sopita de letra, en las plastilinas del colegio, en los carritos chocones, y al vallenato lo tiraron al reguetón de la misma forma en que los romanos les tiraban los cristianos a los leones en el circo.
    Aunque esto no es nuevo en Colombia, algunos sectores han hecho todas las mil y una peripecias para acabar con el vallenato, entre ellas, primero le echaron la balada encima, luego la salsa, el merengue dominicano, la champeta y por último el rock en español, sin tener en cuenta que el vallenato es un sector productivo y que es una de las músicas más apetecida no solo nacionalmente sino internacionalmente y eso mucha gente no lo perdona, claro, no es gente buena, porque la música, al final de cuentas, solo ofende al fanático, a un buen oyente de música oye todas las músicas pero siempre es selectivo.
    El reguetón ha sido hasta hoy una música del ombligo para abajo, porque da muy poca oportunidad de pensar o sentir profundamente un amor, ya que sus videos son una muestra pornográfica con visos de orgías y las nenas lindas que bailan parecen desinhibirse de sus apetitos sexuales en tarima, la catedrática Marina Quintero lo expresó de una manera muy clara: “Es un coito en tarima”. Ya es un hecho que hay muchas músicas calentando el sexo y enfriando el amor. El joven Dadi Yanqui (no sé si se escribe así) me sorprendió con su show en Cartagena pues presentó una coreografía sobria y hasta bella, qué bueno que todos los reguetoneros siguieran ese ejemplo, pero vaya ¡sorpresa! el éxito más grande que tiene el joven es una fusión con vallenato, creo que se titula: “Ven y sana mi dolor”.
    Esto es tan solo un análisis sobre el reguetón, no estoy en contra de los reguetoneros, pues tanto en el vallenato como en el reguetón hay trabajadores de la música y en el reguetón hay mucha gente joven surgida de los barrios más pobres que encuentran en este ritmo posibilidades de superación, por tal motivo mucho me alegraría que el reguetón apuntara hacia el noviazgo sano, pues, muy a pesar del estado en que se encuentra la humanidad, que ya las madres matan a sus propios hijos, la violación contra los niños y el desparpajo sexual, todavía existen miles y miles de personas que tienen verdaderos valores que apuntan hacia el estado ideal del ser humano, cuando ustedes escuchan a una anciana decir: “Estos jóvenes de hoy no respetan” está queriendo decir que el respeto es un estado ideal, el amor y el respeto son universales.
    Esto te lo escribo, Félix, para que veas que el palo no está para cucharas y si nosotros no protegemos nuestra música pues ya te echaré un cuento en el futuro.
    En cuanto al bambuco, la guabina, la música popular, la llanera, la trova antioqueña, la chirimía, el currulao, la cumbia y el porro, son nuestras músicas hermanitas, para ellas nuestro respeto y aprecio.
    Por otra parte te anoto lo siguiente: Yo para separar una fusión musical de los cuatro aires tradicionales, no balbuceo, soy tajante y explícito, una fusión es una fusión y nunca será un vallenato puro y yo he compuesto fusiones y las seguiré componiendo pero siempre he sido claro en decir que es una fusión y no se la he embutido a la gente como vallenato. Así te lo manifesté en Bellas Artes en Valledupar.
    Félix, no confundas el proceso comercial que ha tenido el vallenato a través del tiempo en las pastas sonoras, con la evolución del vallenato, las músicas evolucionan cuando generan nuevos aires, ahí es donde han fallado las nuevas generaciones, que no han creado nuevos aires, sino que se han puesto a fusionar la música vallenata con otras músicas, la evolución comercial mas bien determina la evolución interpretativa del artista, ahí si se ha dado una evolución, en la forma de interpretar nuestra música, basta escuchar los primeros discos de los Zuleta y lo último que ellos grabaron juntos, y uno se da cuenta cómo evolucionaron ellos en su conocimiento musical, es lógico que si evolucionó el instrumento de un teclado a dos y a tres, la forma de interpretarlo también evolucione, pero es el mismo merengue y el mismo paseo rápido, lento y medio rápido, en la voz de Poncho más curtido y Emiliano mucho más versátil. Ahora, los Zuleta, Jorge Oñate, Iván Villazón, Silvio Brito, Peter Manjarrés, Silvestre Dangond, Diomedes Díaz, El Binomio de Oro, ellos no son el vallenato, son intérpretes del vallenato, el vallenato es el son, el paseo, el merengue y la puya, eso es una de las cosas que vamos a pedir sean protegidas, en nada nos interesa meternos con los artistas. En mi caso personal siempre me he dirigido a la parte literaria de las canciones, en ese caso deberías acusarme en contra de los compositores y por ahí también sales equivocado.
    El recurso de que los cuatro aires están vivos en los festivales es pobre, pues la creatividad en los festivales se estancó, siempre se tocan las mismas canciones, aclaro que estoy hablando de todos los festivales.
    Claro, debo aclarar que en esta maraña comercial a nadie se le ocurre pensar que el Festival Vallenato es un ente pasivo, cuando ha sido la fuerza del vallenato durante estas cuatro décadas de ascenso y éxito continuo y lo dije en mi escrito «El vallenato es un mutante». Te regalo el párrafo del lunes 7 de agosto del 2006, del diario El Pilón: “Los villanueveros respetamos profundamente la obra de doña Consuelo Araujonoguera (Q.E.P.D). El Festival Vallenato, porque es el primero, el más importante de todos. Cuarenta y tantos años pesan mucho”.
    Así es que no trates de enfrentarnos con el festival, porque uno de mis anhelos es que este haga parte del proceso.
    En las oficinas debajo de la maravillosa y espectacular tarima del Parque de la Leyenda, quizá la más bella de Colombia, allí, en presencia de los miembros de la fundación y de todos los gestores culturales que estábamos allí, se determinó que fuera la música vallenata lo que se patrimoniara como manifestación popular; luego, a través de distintos foros, se concluyó que fuera el vallenato, como elemento integrador de una manera de ser en toda una región, entonces no nos culpes a nosotros, Félix, solo seguimos el derrotero que nos marcaron y de veras que mediante el estudio, análisis y comprensión de todos los procesos del vallenato, llegamos a la conclusión que definitivamente lo que teníamos que patrimoniar era la manifestación popular, porque el Festival Vallenato le ha dado mucha importancia a nuestra música, pero este es una consecuencia de nuestra música y no lo contrario, y gracias a él los cuatro aires se han mantenido incólumes, o si no, la moda los habría desaparecido.
    Los procesos económicos en el vallenato están ampliamente estudiados por Santander Durán Escalona, es un buen trabajo te lo aseguro.
    Tú y yo como jurados le dimos el privilegio de ubicar al médico Adrián Villamizar en el honroso tercer lugar del Festival Vallenato, con su canción “Si no se canta se olvida” y lo que plantea Adrián en su tema es que el canto narrativo se está olvidando, Adrián hace una defensa y tú lo calificaste bien, ahora consideras a esa defensa como una falsa postura de defender algo que no está en riesgo.
    Santander Durán Escalona es el actual Rey de Reyes de la Canción Vallenata y se ha ganado este concurso cuatro veces, con su triunfo de Rey de Reyes tampoco da lugar para resentimiento sobre todo porque ser Rey de Reyes en la composición vallenata no es cualquier lagaña de mico, se cuentan con los dedos de las manos y sobran dedos.
    Ahora, en mi caso personal (modestia aparte), mi canción “Me sobran las palabras” interpretada por El Binomio de Oro en la voz del manaurero Duban Bayona tiene más de 20 millones de visitas en youtube, ese récord no lo tiene ninguna canción actual y si quieres comprobarlo visita en youtube sus diferentes versiones y ahí podrás contabilizar las visitas de cada interpretación que tiene esta canción: en aire de bachata en República Dominicana, cumbia en México, música norteña extrañamente en Argentina y, por supuesto, de intérpretes vallenatos de diferentes partes del país y de Venezuela.
    Este año Sayco entregó los premios correspondientes a sus compositores más destacados. En el 2010 yo fui ganador del premio “Mejor obra. Mejor composición vallenata” con “Me sobran las palabras”, fui nominado nada menos que al lado de Wilfran Castillo, él con tres canciones, a quien he reconocido públicamente como poeta, fue nominado Omar Geles con “La aplanadora, Checha Blanco con “La gaga” y Rolando Ochoa con “Cantinero”, cuando vengas a Valledupar ven a mi casa para mostrarte el trofeo, la pregunta es, Félix: ¿Tú crees que con estos logros estaría yo resentido con las nuevas generaciones? Tendría que ser un tonto.
    Cuando llegué de Fusagasuga a Valledupar encontré a la gente seguidora del vallenato puro que son miles y miles cautivos por más de sesenta años a través del disco, muy desorientada con el éxito arrollador de la nueva ola.
    Pues la gente se mostraba desconcertada y andaba preguntando a diestra y siniestra: “¿Tú qué opinas de lo que está pasando con el vallenato” y te puedo asegurar, Félix, que con mi escrito «El vallenato es un mutante», humildemente pudimos mostrar algunos senderos para transitar.
    En mi escrito «El vallenato es un mutante» defendí a las nuevas generaciones rompiendo toda esa animadversión que había en contra de la nueva ola, que sigo sosteniendo, no deforman el vallenato, sino que Kaled creó una variante que bien valdría la pena analizar, a Kaled lo catalogué en otra oportunidad como el pequeño Bob Marley del vallenato e insinué que su variante debería llamarse poco más o menos el paseo Kaled.
    Todos lamentamos la muerte de Kaled, pero nadie se tomó el trabajo de evaluar su propuesta, hicimos un planteamiento que le dio a Kaled el sitio que le corresponde por generar una cazuela de mariscos caribeña, acompañada de malanga y dominico que la gente terminó llamando nueva ola, en realidad es una auténtica variante.
    Carlos Llanos y Estela Duran, en el marco del Festival Vallenato hacen un evento que se llama ExpoFestival, en el cual le dan oportunidad a gente joven, allí se iniciaron Kaled, Peter, Silvestre y otros, no estoy muy claro de quienes más. Este año presentaron a Orlando Acosta y a su acordeonista Poncho Monsalvo al lado de Santander Durán Escalona y mi persona. ¿De qué se resentirían Carlos y Estela (su señora esposa) de las nuevas generaciones si los están impulsando, nosotros creemos en las nuevas generaciones pero no caemos en la ingenuidad de creer que todo lo que ellos hacen es la vigésima maravilla del mundo.
    Procura leer sobre el patrimonio, sobre todo aquellos que ya la Unesco amparó, hablemos del tango, el flamenco, el carnaval de blancos y negros, el carnaval de Barranquilla, Palenque como municipio patrimonial, las cuadrillas de San Martín en los llanos orientales, el palabrero wayuú, a propósito del palabrero, tú, como guajiro, sabes que el palabrero esta vivito y coleando, si es así, entonces, ¿por qué solicitaron protección para el palabrero? ¿No será de pronto que alguien pensó que el proceso de globalización al cual han sido sometidas todos los continentes, la incidencia directa de los medios de comunicación, la Internet, los celulares, el cine, las telenovelas sobre las castas y la batalla por implementar el derecho civil y penal entre las etnias, la política, el emporio minero, tantos carros lujosos en la Guajira, la popularización del producto artesanal guajiro, la educación, todo estos entes de progreso, seguramente a ellos les sonó como algo amenazante para su tradición? Nada raro sería que se hayan escuchado voces diciendo: “¡Qué le vamos nosotros a patrimoniar al palabrero! si ahí están sabrosos tomándose sus oldparcitos”. En cambio, los eventos comerciales, estos si se estiran y se encogen como dices tú. El patrimonio es para lo que es esencialmente una manifestación ancestral de una colectividad que aún permanece visible pero con manifiestas posibilidades de riesgo.
    Insistentemente preguntas qué es lo que vamos a patrimoniar, bueno, Félix, te respondo: “El qué hacer”, “el saber hacer”, “el ser” y “el producto”. Te pongo un ejemplo que tal vez no sea el más preciso pero te puede ilustrar. ¿Qué hacen los indígenas zenues? Respuesta: Sombreros vueltiaos. ¿Lo hacen bien? Respuesta: ¡Si! ¿En qué condiciones viven los hacedores de sombreros y qué necesidades tienen? ¿Tienen formación? ¿Quién les garantiza la materia prima a largo plazo? ¿Son tratados dignamente tanto en lo económico como en lo social? ¿Qué entorno tiene el sombrero vueltiao? Los zenues tejen un sombrero que es símbolo nacional, su estilo es original, hay que conservarlo, hay nuevas versiones válidas, pero los representativos son el quinciano, el 19 y el 21 vueltas. Ese es el producto. Traslada todo esto al vallenato y toma como producto los cuatro aires.
    Félix, estuvimos en Macho Bayo, en compañía del doctor Patrick Morales, funcionario de la Dirección de Patrimonio del Ministerio de Cultura responsable de todo este propósito, fuimos a la tumba de Francisco el Hombre, y eso allí es una montaña con olor a perfume de humedad y seguro nido de cascabeles según los moradores del pueblo, uno de los miembros de la junta comunal le comentó casi con lágrimas en los ojos al doctor Patrick que no tenían cómo brindarles formación musical a los jóvenes, precisamente en el pueblo en donde está la tumba de Francisco el Hombre. El doctor Patrick Morales y Carlos Llanos visionaron ese sitio como una de las rutas turísticas donde los jóvenes se amontonan en los ratos libres en una placita armada con columpios de madera que fulge como plaza principal, para hablar, como se dice vulgarmente, cháchara, pues no pueden darle otro destino a sus inquietudes artísticas, el ocio los aturde, este punto da mucho que reflexionar en materia de salvaguardia.
    En realidad, Félix, no sé a cual tarea te refieres, la cual nosotros estamos obstaculizando, que yo sepa los artistas de ahora tocan de tres a cuatro bailes semanales y en eso ninguno de nosotros tenemos velas en ese entierro y en cuanto a las escogencias de las canciones, ellos tienen sus productores, gente que les dice: “Esta canción sirve, esta no”, en eso tampoco tenemos ningún tipo de influencia, no somos un órgano de censura, ni tenemos poder como sí lo tienen los locutores de radio para que se promocione lo que ellos determinan, ni mucho menos tenemos injerencia en el Festival Vallenato, conclusión, Félix, no sé por qué somos piedra de tropiezo para las nuevas generaciones. No será, Félix, que tenemos que poner los pies sobre la tierra para emitir nuestro juicio.
    Las delimitaciones de las cuales tú hablas no las establecen las personas, son los mismos procesos históricos los que demarcan las líneas de partida y las de llegada, me extraña que desconozcas que el vallenato ha sido una música tradicional, que se ha transmitido de padre a hijo, y que no te des cuenta de que está amenazada por un mercadeo sin control, en donde la piratería y la payola es el rasgo más sobresaliente. Qué raro que no te des cuenta de que en la música vallenata están implícitos los valores de toda una región, por lo tanto es un patrimonio digno de cuidar. Cuando la gente no sabía cómo explicar lo que estaba pasando con la avalancha exitosa de la nueva ola era pertinente la frase que lancé: “Dejen que los pelaos hagan su agite” pues los pelaos necesitaban un empujoncito y yo se los di, pero ahora ya están grandecitos ¿no crees, Félix?
    A lo largo de todo este proceso te he leído siempre lo mismo: Dejen que la gente nueva se exprese, ¡y se han expresado, Félix! Hasta el desgaste natural de las cosas. Tú más que nadie sabes que las fórmulas comerciales se desgastan, la mayoría de las separaciones de artistas en el vallenato se dieron por desgaste; se agotó el formato y la gente perpleja de recibir siempre lo mismo se satura y le dice a los artistas: ¡Ya está bueno de eso! Siempre los mismos con las mismas ¿A qué me refiero? A que el último trabajo es una réplica de los diez anteriores (estamos hablando de movimientos artísticos comerciales). ¿Te acuerdas de aquel superéxito del Binomio de Oro, Rafael Orozco e Israel Romero, me refiero al paseo vallenato “El higuerón” del maestro Abel Antonio Villa? Antes de esa grabación, ya esa pareja estaba literalmente separada, esto no lo sabe la gente, lo sé yo porque lo viví. La fórmula ya había agotado todos sus argumentos y el LP anterior no colmó las expectativas del público que andaba haciendo todo tipo de comentarios, entonces Fernando López, un lobo zagas del comercio, te aclaro, que tampoco estamos en contra del comercio, solo que creemos que el comercio debe estar al servicio de la cultura y no la cultura al servicio del comercio. O por lo menos en equilibrio. Fernando López consiguió que la pareja Rafael e Israel siguiera adelante, basándose en el argumento del buen catálogo que poseían, de tal forma que mi hermano se buscó a Rodolfo Castilla y generaron un cambio para el siguiente LP, los resultados tú los conoces, hasta parodia hicieron en El Show de Jimmy con el éxito de “El higuerón”.
    La separación de Jorge Oñate con los López, la de los Zuleta, los Betos, Silvio Brito y El Pangue, Otto Serge y Rafael Ricardo, El Doble Poder: Ismael Rudas – Daniel Celedón, etc. etc. se debió a ese desgaste, no pasaron a una octava superior. Estamos hablando de fórmulas para vender discos, no de fórmulas para preservar el patrimonio, los artistas no tienen la más mínima intención de conservar viva la tradición sino de conservar una imagen comercial, algunos de ellos, no todos, comulgaron con la payola en común acuerdo con algunos locutores, que para nada les interesa la música como parte de la cultura sino como negocio.
    Nunca he oído que un artista dicta una conferencia sobre vallenato, simplemente porque eso no genera dinero.
    El bajón aparente de dos de los líderes musicales del momento, especialmente en Valledupar, no se debe a la calidad de Martín Elías y Rolando Ochoa, sino a ese desgaste de una fórmula que ya dio todo lo que tenía, les toca hacer replanteamiento en su dirección comercial, esto si comparan los últimos CDs a ver si encuentran la misma fórmula, eso es cosa de cada quien, lo que a nosotros nos interesa de ellos es que al menos el 50% de su talento artístico lo invirtieran en el vallenato clásico, esto es por gratitud, porque ellos, igual que nosotros, encontramos todo hecho gracias a los jornaleros, macheteros iletrados, lo menos que podríamos hacer para honrar aquellos creadores es conservar el legado que nos dejaron. Eso, si ellos quieren, mas bien esta es una sugerencia, pero al final de cuentas ¿cuál sería el delito si ellos se hicieron fue cantando vallenato? Son alumnos de Jorge Oñate, Diomedes Díaz, Iván Villazón.
    Lo que tú no sabes es que la mayoría de los compositores clásicos vemos en Silvestre Dangond la esperanza del folclor, porque él, de alguna manera ha estado manifestando su amor por lo vernáculo.
    Tú no sabes, Félix, que Silvestre buscó al maestro Santander Durán Escalona para que le diera una canción y Santander tuvo a bien mostrarle un tema muy alegre, tal vez lo encontraron muy simple, pero los que escuchamos la canción sabemos que la obra de un maestro suele ser simple y sencilla, eso pasa en todos los campos, Ronaldo hacía ver que golear era fácil, Alfonso López Michelsen hacía ver la política mogolla. Edgar Perea con palabras de bacanería simple se metía 30.000 personas en el Estadio Metropolitano de Barranquilla al bolsillo. Lucho Herrera hacía ver una cuesta empinada casi imposible como pan comido. Así son los maestros.
    Yo también le mostré a Silvestre lo que tenía con mucho gusto, acudí con entusiasmo a la cita que él me hizo, inclusive Silvestre le dijo a mi hermano Israel que me iba a grabar, pero, como dice el dicho: “Del plato a la boca se puede caer la sopa”. ¿Qué pasó? No sé, pero algo pasó, a mí me pareció normal. En estos años que tengo de estar haciendo canciones muchas fueron descartadas pero luego fueron éxitos con otros cantantes.
    De Silvestre tengo en mi colección el CD “El original” como una joya del vallenato. Peter una vez me solicitó canciones y tuve la mejor intención de darle un tema mío, pero el tiempo se me pasó, porque en el momento no tuve qué darle, tenía una cancioncita llamada “Un domingo en el Guatapurí” y a decir verdad no me animé a mostrársela. Para mí, Peter es el cantante que mejor registra en grabación, ese es su gran valor, su voz es bonita y melódica pero eso no me imposibilita para decir que “El amor de mi sabana” no es un vallenato sino una combinación de ritmos nuestros, muy sabrosa, muy exitosa, en una conversación por teléfono le recomendé que no cambiara el estilo y en el almacén Éxito de Barranquilla nos encontramos y le recomendé alejarse del estilo de Iván Villazón ¿Sabes por qué, Félix? Porque yo creo en las nuevas propuestas, o al menos en la búsqueda de un artista por generar algo nuevo, pero es obvio que me refiero a crear nuevos aires, cuando la cosa se queda solo en fusiones las llamo por su nombre, así es que cuando me refiero a Peter hablo de las combinaciones igual que lo hago del Binomio o de Jorge Celedón cuando fusiona la música colombiana con la mexicana, pero es una cosa absolutamente didáctica, no es crítica, es un análisis y siempre hago la salvedad de que son genialidades del artista.
    En el grupo todos estamos claros con respecto al derecho al trabajo y la libre expresión de todo artista de este país en cualquier ramo, por tal razón para nosotros “los pelaos” son intocables.
    La encuesta del 99.9% a favor de la nueva ola es soñadora porque es desconocer los miles y miles de amantes del vallenato que han sido cautivos durante cuarenta años que empezaron a amar esta música sin saber que en el futuro sería la música más comercial de Colombia y la más fusionada.
    En cuanto a Lolita Acosta, ella es toda una dama para escribir, nunca insulta a nadie, su posición es clara, el vallenato es el vallenato y el que quiera cantar vallenato que cante vallenato, pero si es otra cosa es otra cosa.
    Villamizar defiende el canto narrativo y lo considera en peligro, yo con eso estoy totalmente de acuerdo. La narrativa no es asunto de moda, es una herramienta de lenguaje universal que permite una mejor comunicación del pensamiento humano, en todos los tiempos. Quien diga que la narración es cosa del pasado, o mejor dicho que es algo obsoleto, no sabe dónde está parado. En cuanto a la habladera, los saltos, eso es condimento de tarima, hay que vender una imagen y generar espectáculo para un público que paga para ver eso, además deben ser competitivos. No te confundas, Félix, el show musical es una cosa y el vallenato como patrimonio es otra y el hecho de que nosotros busquemos proteger el son, el paseo, la puya y el merengue no nos convierte en verdugos de los jóvenes ni en retrógradas. Es obvio que tenemos que llegar a conclusiones. Nos están pagando para eso.
    La impresión que me dejas es que el que escribe con resentimiento eres tú, pues nos haces, entre otros, un reclamo en relación al Grammy: “A ninguno de ustedes se les ha escuchado decir: Vamos a trabajar para mejorar ese logro, solo se le escuchan son voces de rechazo, como si al interior les alimentara la mala razón: “como no lo logré yo que se acabé” y en ese error han caído los artistas que no han podido acariciar ese insigne trofeo, un Grammy que no es una venta de chicha o algo parecido”.
    Esta imprecación sale de tu mente, Félix, aquí asumes el papel de don Quijote frente a los molinos de viento inventándote enemigos inexistentes. Del tema de Grammy no nos hemos ocupado ni en bien ni en mal, el único que expresó algo sobre el Grammy fue Adrián Villamizar en su respuesta del 10 de mayo de 2011: “Ay Félix, ojalá nos tocara competir contra la cumbia de verdad y no contra los Kumbia Kings”.
    Lo que Adrián quiso expresar consecuentemente es que en la categoría de cumbia en cualquier momento perdemos con la cumbia mejicana llamada tecnocumbia, una fusión que se aleja a la distancia de Colombia a México de la cumbia raizal, es decir, como van las cosas, dentro de diez años el vallenato ya no se parecerá en nada, es obvio que tarde o temprano se cantará en otros idiomas y se tocará en otras latitudes, si se sigue así será una cosa totalmente diferente compitiendo con la original, esa es la interpretación correcta.
    Te faltó comentar más ampliamente que el vallenato no reunía todas las condiciones requeridas por la academia y por tal razón hubo que unirlo con la cumbia. Te faltó, Félix, explicar que no gana el artista por ser el más popular, sino el trabajo bien realizado, de ahí que no es extraño que Juan Carlos Coronel le haya ganado a todas las estrellas vallenatas, Juan Carlos Coronel se merece ese Grammy y muchos más por su calidad como persona, como artista, por su aporte en los concursos de televisión y por su versatilidad, en lugar de estarnos haciendo esas ácidas invitaciones a no dejar que se caiga tu logro. ¿No sería mejor, Félix, que fuéramos pensando en hacer crecer nuestra categoría, para que así Juan Carlos Coronel compita con sus similares, digamos: Checo Acosta, el grupo Chequereré, tal vez Bananas, etc.? Y los vallenatos con vallenato.
    Félix, no calumnies, tú nunca me has oído hablar mal de Jorge Celedón, soy su paisano, amigo y vecino patio con patio de infancia, Alfonso (Poncho) Celedón, su señor padre, es mi amigo personal desde que Maura, su señora esposa, tenía a Jorge en sus brazos, Poncho es uno de los mejores cantantes de ranchera de la Guajira, es un acto de mala fe de parte tuya decir que yo me he expresado mal de alguien a quien aprecio por su humildad, mal haría yo en expresarme de una persona que además de tener tanto éxito y de ser un gran intérprete de mis canciones, tiene los valores de un pelao de mi barrio, cafetalero de cepa, malanguero y dominiquero a morir. Y a Carlos Vives le profeso una profunda admiración y jamás me he pronunciado en contra de un trabajo que considero fecundo. En cuanto a Silvestre Dangond y Peter, ellos no me han grabado a mí para tomar esa actitud mediocre y mezquina que tú nos achacas: “Son buenos si nos graban y malos si no nos graban”. De Omar Geles dije lo siguiente en este foro virtual (lee bien el cuarto párrafo de la primera pagina lo que digo ahí de Jorge Celedón. Eso lo escribí el 26 de julio del 2006, ni siquiera sabía que iba a estar en esta labor del patrimonio): “Omar no trata de desvirtuar el vallenato, sino de crear unas variantes muy propias; eso mismo convirtió a Calixto Ochoa en genio de la composición, «El Pirulino» es el que me gusta de Calixto Ochoa. Cierto tipo de música requiere cierto tipo de letra, si le escuchamos a Omar Geles el paseo “A blanco y negro” y “Los caminos de la vida”, de inmediato identificamos al compositor vallenato experimentar (aquí opino como músico) con la balada, el reguetón, el merecumbé, el cumbión, el porro, merengue dominicano, salsa, hace parte de la lúdica de nuestra música caribeña que por lo demás es una interrelación sabrosa.
    Pero es claro que si tenemos que hacer una comparación entre la canción “Los caminos de la vida”, “A blanco y negro”, gracias, y “Me gusta”, “Me gusta” pierde. En ese mismo escrito agregue lo siguiente: “El vallenato clásico debe ser un sobreviviente sano y fuerte por obra y gracia de nuestras instituciones, el Ministerio de Cultura, Sayco, los festivales vallenatos, casas y consejos de cultura, escuelas de bellas artes, el Sena, universidades, colegios y el cluster vallenato”.
    Las incursiones juveniles son necesarias en cualquier manifestación estética, los jóvenes siempre ayudan a que lo antiguo se adapte al presente y futuro. Por tal razón no podemos decirles a los jóvenes, como decían los charros mexicanos, con dos pistolas en la mano y un antifaz: ¡Quietos todos! y adicionarles: Prohibido inventar que ya todo está inventado.
    Si esto es estar en contra de los jóvenes, lo siento Félix pero no voy a convertirme en el genio de la botella para cumplirle los tres deseos.
    Ahora nos dices que el resentido no es Adrián, ahora los resentidos somos Gustavo Gutiérrez, Rosendo Romero, Fernando Meneses, Tomás Darío Gutiérrez y Santander Durán Escalona. No me cabe la menor duda de que te tienes confianza, pero no te alcanza para tanto, recuerda que al mejor cazador se le va la liebre.
    Para tu información, Fernando Meneses, Gustavo Gutiérrez y yo cobramos (y nos pagan) por presentación hasta seis millones de pesos, libres, y nos tienen que poner toda la agrupación. Por supuestos que somos flexibles y oscilan los precios porque existe la negociación, y por eso los compositores clásicos nos movemos por toda la costa. Si al menos dijeras Rosendo y Santander, porque somos los que estamos en el trabajo del PES sería mucho más creíble, pero Fernando Meneses ni sabe ni ha participado de esta polémica, aunque, a decir verdad, no sé si Fernando alguna vez se haya pronunciado en contra de los pelaos. A Gustavo Gutiérrez ni siquiera le gusta dictar pláticas sobre vallenato. Entiendo que tú pides que esta polémica se haga con todo respeto para ti y de paso con licencia para tú irrespetar a los demás.
    Por otra parte, a esos héroes los cuales tú mencionas, a los que hoy muchos les hacen pistola en un acto de ingratitud, hicieron una música única en el mundo, que no se parece a ninguna. Pues la lucha también es por ellos, por respaldar a personajes como Nafer Durán, Chema Ramos, Emilio Oviedo, Chema Martínez, Miguel López, Chente Munive, Marcial Pava, Nolberto Romero, Isaac (Tijito) Carrillo, Wicho Sánchez, Adolfo Pacheco Anillo, Enrique Díaz, Pedro Flórez, Rubén Darío Salcedo, Felipe Paternina, Pedro Romero, Marcial Pava. Para allá vamos: a montar escuelas donde sea necesario y enseñar la historiografía del vallenato, la cátedra del vallenato ya es un hecho, esto había que hacerlo, no nos culpes a nosotros, solo estamos dándole curso a algo que era una necesidad apremiante y pedía a gritos buenos voluntarios. Si no aparecieron, qué pena, Félix, eso ya no es culpa nuestra.
    Aceptar toda innovación que los artistas presentan en cada CD como vallenato auténtico nos llevaría a un desorden que pondría en peligro la verdadera identidad de nuestra música, más que todo porque estas nuevas propuestas así como llegan se van. ¿Quiénes son los que han validado el vallenato auténtico? Es muy sencillo: la conciencia colectiva durante 119 años comprobados. Durante este tiempo las generaciones que lo vivieron convalidaron los cuatro aires y nosotros lo que estamos haciendo es interpretar el sentir de esa colectividad.
    No hay ningún delito en tratar de proteger y conservar la memoria cultural de un pueblo.
    Basas tu discurso en la premisa de que nosotros no dejamos que la juventud haga su tarea; para con este argumento de defender la posición de que lo que hay que patrimoniar es el Festival de la Leyenda Vallenata, discúlpame Félix, pero creo que eres un mal defensor del festival, con tantos méritos que tiene el festival adquiridos en ascenso durante cuatro décadas y ¡tú te agarras de semejante argumento!
    La gente percibe que algo está pasando pero no logra comprender con exactitud qué es. Básicamente lo que ocurre es lo siguiente: los pioneros, los juglares o como los quieras llamar, fueron excelentes en su arte campesino, tanto en lo melódico como en lo literario hasta llegar a Escalona, luego viene la generación de los líricos, digo así porque en esta generación fue donde la lírica alcanzó una agradable expresión de calidad tanto en lo melódico como en lo literario. De ese movimiento te beneficiaste tú. Lo ideal habría sido que la generación actual hubiese mantenido la calidad tanto en lo melódico como en la parte literaria, pero en lo literario apareció el facilismo y la música por encargo y los temas que tienen como único propósito impactar. Estos recursos artísticos talentosos en la dinámica de vender un producto y conseguir un efecto deseado se alejó del verdadero sentimiento vallenato y lógicamente consiguió que se aflojara el vallenato, eso se está percibiendo por todas partes y más porque hoy cualquiera es compositor, ese es el asunto.
    Bueno sería que se hiciera una gran plenaria en donde estuviéramos todos y poder plantear estos puntos a favor del vallenato, pero con ayudantes como tú va a ser muy difícil, incluso hasta las disqueras y empresarios deberían participar de algo así.
    No sé de qué contenido hablas tú de las nuevas canciones. Es bien cierto que la temática obedece a la actualidad, pero esa actualidad no se está reflejando con la misma altura con que se reflejaron momentos anteriores en la canción vallenata. Si la evolución es continua, permanente y hacia arriba mejorando la calidad, las canciones de ahora deberían superar a sus antecesoras por el bien de nuestra música.
    Muéstrame en donde están los compositores que en calidad hayan superado a Leandro Díaz, Rafael Escalona, Máximo Móvil, Luis Enrique Martínez, Emiliano Zuleta Baquero, Gustavo Gutiérrez, Hernando Marín, Sergio Moya Molina, Roberto Calderón, Marciano Martínez, Fernando Dangond Castro, Mateo Torres, etc. etc. No me vengas con el cuento de que son otros tiempos, la calidad no tiene tiempo, la pregunta es: ¿Por qué los compositores universitarios no han podido superar a los campesinos analfabetas? Y no me vengas a decir que tú eres tan caído de la troja que no sabes que muchas de las canciones éxitos hoy en día son producto de una estrategia mediática, una cosa es que los pelaos estén disfrutando de unos medios de comunicaciones más veloces que les permiten promocionar su imagen y llegar más lejos con un comercio que les proporciona mejores ingresos y otra cosa es que ellos hayan superado a sus maestros en calidad para demostrar que realmente sí se ha dado una evolución integral.
    Nosotros estamos hablando de los riesgos que tiene el vallenato, a nadie se le ha ocurrido que todo está perdido, me extraña que tú consideres nuestro propósito como una falsa postura de defensores de algo que no está en riesgo y después te refieres a lo mismo con la siguiente frase: “Este gran sueño de proteger el vallenato en toda su esencia”. No te contradigas, amigo, al fin: ¿Defendemos o no lo vernáculo? Ahora nos pides que dejemos tranquilos a los jóvenes que hagan su tarea, luego señalas a la crítica como la médula de este proceso y nos pones a imaginar el vallenato sin crítica, entonces qué, Félix. Se hace un análisis crítico o no.
    Es obvio que si el Ministerio de Cultura nos entrega la misión de realizar todo el estudio para presentar la propuesta ante la UNESCO no nos queda más remedio que sacudir y ventilar todo lo que hay en la historiografía del vallenato.
    “Todo tiene su tiempo”, frase bíblica, no es de Aurelio Núñez, Félix, si no has caído en la cuenta, esa frase establece una delimitación, tranquilo de eso se trata. ¿Por qué crees que Carlos Llanos propuso que habláramos de Vallenato Clásico Tradicional y del Nuevo Vallenato? Para darle a cada cosa su lugar y su tiempo.
    Hace rato que estamos hablando ya del vallenato clásico tradicional y del nuevo vallenato, analiza con calma Félix, para que no te pongas en esa incómoda posición de estar insultando a los demás injustificadamente; te la voy a poner más fácil: El que crea que hay que aplastar al vallenato clásico porque lo que vale ahora son las nuevas propuestas está tan loco como aquel que cree que hay que estrangular a las nuevas propuestas para que solo continúe lo clasificado. Te voy a regalar otro párrafo de un escrito mío que hice para esta tertulia el 11 de febrero del 2011: “Finalmente comento: El grupo con el que estamos trabajando el proyecto para la UNESCO no está interesado en frenar la creatividad juvenil ni la solvencia de la experticia que también suele ser innovadora. Por lo tanto nosotros hablamos del vallenato clásico y del nuevo vallenato; créanme que así de esta forma se hablará durante mucho tiempo, no porque nosotros lo digamos, sino porque el vallenato clásico siempre estará ahí como la base de nuestra historia musical y lo nuevo siempre vendrá”.
    En contraste a tu posición contamos con la buena voluntad del doctor Tomás Darío Gutiérrez para colaborarnos en este proceso lo cual celebro con mucho entusiasmo pues al Chicho muchas universidades, auditorios, festivales, colegios, foros, lo han declarado como el mejor tratadista del vallenato.
    Tú pones al verso limpio y luego al conjunto de hojita como el génesis del vallenato. Permíteme decirte, Félix, que estas manifestaciones no son el punto de partida, el canto de vaquería era a verso limpio tal como los cantos de boga porque se hacían en medio de la labor diaria por el sustento, pero te informo que antes de estas manifestaciones ya existía la trifonía precolombina de flauta cabeza de cera (shuana), tambores y maracas, nuestros indígenas fueron y siguen siendo musicales, el chicote esta vivito, el doctor Patrick Morales dirigió una comisión hacia Atánquez y allí escuchamos cosas asombrosas conservadas por la tradición oral, con rasgos musicológicos que dejan ver raíces. Te recuerdo que los indígenas no eran brutos ni sordos, ellos no tenían conjuntos de hojitas sino realmente una trilogía bien conformada, sus tambores no fueron traídos de África, los fabricaban ellos mismos, los cantos de vaquería empezaron cuando ya el mestizo pudo tener un salario y un caballo para montar y ser vaquero por los playones del Cesar y la Guajira, igual los cantos de boga se dieron cuando el negro pudo tener su propia canoa y su propia atarraya y libertad para cantar, estamos hablando de unos doscientos y pico de años atrás, la musicalidad africana, indígena y española es definitivamente la base fundamental de nuestra música, luego vinieron otras cosas.
    Adiciónale a todo esto la riqueza musical que trajo el español con su instrumentación, más los cantos africanos que debieron ser en varios aires, más su riqueza tamboril.
    Tú nos hablas de más de veinte mezclas poniendo eso como un fundamento más concreto de los orígenes del vallenato. Nosotros sabemos de todas esas mezclas de la península Ibérica y que nos afectó por el lado de los andaluces, pero la trietnia es lo que pesa en los orígenes del vallenato, no negamos que la plurietnia si está implícita, pero cuando se habla de los tres continentes: África, Amerindia y Europa nos referimos al negro, el amerindio y el europeo, sabemos que en el caso del negro en África hay tantas tribus indígenas como las hubo en el valle del cacique upar, en el caso del vallenato los chimilas, arhuacos, koguis y guajiros y de Europa nos visitaron muchas naciones, lo que nos da un conjunto plurietnico, pero en resumidas cuentas hablamos del negro, el amerindio y el español, hay algunas otras mezclas que solo atañen a ciertas familias que emparentaron en estas tierras, hablo de los árabes, asiáticos y algunos hindúes, pero, al final de cuentas, estos terminaron hablando español, que es el idioma predominante, es decir, la influencia de ellos, si alcanza un 5% es mucho y no definen el volumen de un fenómeno social genético, como el que se da con la llegada del español y el africano que sí son determinantes en la conformación de las nuevas formas culturales y no solamente en la música. Decir que el negro solo aportó el tambor es ingenuo. Este es un filón de oro para explorar todo lo que el negro aportó con su cosmovisión, por ejemplo.
    La frase: “al vallenato solo lo acabará Dios” es mía y me sostengo en ella, pero no quiere decir que por eso no haya que protegerlo.
    En uno de tus más recientes escritos en el cual nos cuestionas con tanta efervescencia dices lo siguiente: “Adrián, es que dialogando con muchos de los valores del vallenato, a lo primero que hacen referencia siempre frente a las nuevas generaciones es que no son vallenatos, no representan la esencia del vallenato”.
    En mi escrito «El vallenato es un mutante», primera parte, publicado por El Pilón el miércoles 26 de julio del año 2006, escribí lo que sigue: “El dilema que tiene la juventud artística vallenata en la actualidad es que si hacen algo diferente salen los conocedores o defensores de este ritmo diciendo: “eso no es vallenato”.
    Cuando escribí ese párrafo nunca pensé que iba a causar tanto impacto, por ejemplo tú lo utilizas en todos tus escritos, en Riohacha también me increparon con mis propios conceptos no porque yo haya caído en contradicción sino porque a mucha gente se le hace fácil apropiarse de las ideas ajenas y hasta se dan el lujo de esgrimirlas en contra de su propio autor, es decir, he sido víctima de mi propio invento por efecto boomerang.
    En tu escrito del 3 de noviembre de 2011 dices lo siguiente: “El vallenato, por citar un ejemplo, Luis Enrique Martínez Argote, sacó gran luz de ventaja en su exposición musical tan evidente es que la única música que tienen alumnos a granel en todo el país vallenato y es ejecutado en grabaciones y festivales”.
    El jueves 27 de julio del año 2006, en mi escrito «El vallenato es un mutante» expuse lo siguiente: “Luego apareció el de dos hileras que amplía el concepto especialmente de la mano de Luis Enrique Martínez, que termina configurando la forma como se toca el vallenato de hoy, cuando llega el acordeón de tres hileras de botones crea introducciones, puentes musicales y una forma de terminar definida, con arreglos de bajos, lo que se conoció como reparto musical, que tiene tanta actualidad como el acordeón de tres hileras, los jóvenes en los festivales vallenatos de hoy en día tocan de la mano de Dios y de la mano de Luis Enrique Martínez”.
    En tu escrito del 5 de noviembre de 2011 dices lo siguiente: “Lo que vivió Emilianito Zuleta Díaz cuando revolucionó la ejecución del acordeón, frente a lo hecho por su padre Emiliano Antonio, quien no consideró vallenato lo hecho por su hijo, más que todo cuando hizo la ejecución de Carmen Díaz”.
    En mi escrito «El vallenato es un mutante», parte II, del 27 de julio de 2006 anoté lo siguiente sobre Luis Enrique Martínez: “La era de este genio no ha terminado, muy a pesar de la aparición de Alfredo Gutiérrez que le dio presencia de artista al acordeonista, muy a pesar de los conciertos creados por Emilianito Zuleta Díaz en la canción “Carmen Díaz” del viejo”.
    Félix, en tu más reciente respuesta a Villamizar decías lo siguiente: “Para mi fortuna tengo algo de veterano y algo de joven, ya que la sabia del ayer me cobija y el vigor de los jóvenes me impulsa a seguir defendiendo al vallenato, por eso amo mucho el pretérito y tiendo mi mano a la nueva generación del vallenato, los invito a dejarlos cantar, componer y tocar como ellos sientan el vallenato y que sea el tiempo que se encargue de decirle al mundo si lo hecho por ellos vale la pena. Dejen que los jóvenes hagan su tarea”.
    El lunes 7 de agosto de 2006 yo escribí en el diario El Pilón «El vallenato es un mutante», parte III, lo siguiente: “Dejemos a los pelaos con su agite y si ha de salir algo bueno de allí el tiempo lo dirá sino ellos solitos van volviendo a casa”.
    Lo más increíble es que al yo describir a Rafael Escalona en mi escrito «El vallenato es un mutante» del 26 de julio de 2006, también te estaba describiendo a ti, tal como tú te defines en la más reciente respuesta a Adrián Villamizar, o sea, el párrafo que acabamos de citar arriba, que digo yo: “Cada propuesta nueva que haga un muchacho de nuestra región debe ser examinada con respeto. Escalona, siendo un señor de ochenta y pico de años, el caso de Kaled lo asumió con respeto y admiración, lo que indica que el maestro internamente es un joven, asunto bastante complicado para las personas de menos edad que viven en el pasado, yo siempre he dicho que una de las formas más expresas para saber que ya nos estamos poniendo viejos es cuando empezamos a rechazar lo nuevo”.
    En mi escrito «El vallenato es un mutante» del martes 8 de agosto de 2006 dije lo siguiente: “La música cuando ha sido instituida por unos estatutos, por la literatura, la historia, el acervo musical y por el mismo estado y el gobierno, ya no la acaba nadie, solo Dios, tal como se lo manifesté al maestro Andrés (El Turco) Gil en su semillero de acordeonistas”.
    Y en mi escrito del día 11 de mayo de 2010 para el este foro virtual dije lo siguiente: “Si usted hubiese visto ese semillero que vino a la versión número 43 del Festival Vallenato se habría puesto las manos en la cabeza, y exclamaría lo mismo que dije yo: ¡Al vallenato solo lo acabará Dios!
    Pero este enunciado, de acuerdo a la realidad de los hechos se relaciona íntimamente con esto que también dije a lo cual tú le diste mucho valor: “Un muchacho demora un año ensayando para ganarse el festival y después de que se lo gana va a hacer una grabación y no toca una sola pieza con la cual se ganó la corona”. Hasta ahí llega el esfuerzo que hace el maestro Andrés (El Turco) Gil, lamentablemente.
    En tu escrito del 8 de mayo dices lo siguiente: “El actual rey Luchito Daza viene con una producción de paseo, sones, merengue y puya, si de activar el ganador del Festival de la Leyenda se trata y de dejar un antecedente que debe ser seguido para aquellos que ganen este evento y canten bien, de no ocurrir lo último cuando haga su producción con su cantante es necesario que los cuatro ritmos sean grabados”.
    ¿Por qué será que escribiste esto, Félix? No será porque es eso lo que debería hacer un rey vallenato, interpretar los cuatro aires, corrijo, no los cuatro ritmos, como tú dices.
    En síntesis, lo que yo muestro en mi escrito «El vallenato es un mutante» es que el rechazo a las nuevas generaciones no se resuelve diciéndoles: “Eso no es vallenato” sino orientándolos, aconsejándolos. Ahora, tú basas tus escritos tildándonos a nosotros de estar balbuceándoles a los jóvenes: “Eso no es vallenato” y para cerrar con broche de oro ahora dices que lo que tenemos que hacer es apadrinarlos, es decir, aconsejarlos.
    Cuando uno lee a alguien y aprende de esa persona es de caballeros citar el autor de la idea, por gratitud de estarnos beneficiando de esa persona, apropiarnos de ideas ajenas y tener la frescura de utilizarlas en contra del mismo autor es el colmo, porque no solo es adornarse con plumas ajenas, sino una clara muestra de falta de respeto, te devuelvo la pregunta: ¿Quiénes no están preparados para reconocer el valor de otros?
    Ya van cuatro escritores que se nutren de mi escrito «El vallenato es un mutante» sin la menor delicadeza de reconocer la fuente.
    Mi ponencia «El vallenato es un mutante» no tiene antecedentes similares, por la forma cómo la expuse, nadie antes había hecho un análisis semejante, así es que cualquier parecido no es pura coincidencia.
    Escribo esto porque la defensa es permitida en todos los planos de conciencia y hasta una hormiguita pica al que la está pisando. Nos has llamado tantas veces resentidos que seguírtelo aceptando sería complacencia con la grosería, atacas a Santander, Fernando, a los dos Gutiérrez, a Lolita, a mí, a Villamizar, mejor dicho, tú, Dartagnan, solo contra el mundo.
    Cuando se tienen serios argumentos para sostener una buena polémica, en donde hay aglutinación de ideas alrededor de un tema especifico es de mal gusto poner palabras en boca de los demás y coger conceptos ajenos, adicionándoles la exageración para que terceras personas nos den la razón, es equivocado, y cuando a esto se le agrega mentira, calumnia, insulto como provocación, la polémica pierde seriedad y no se compadece con las buenas maneras y mucho menos con aquella frase tan vieja pero muy cierta que reza: “La decencia no pelea con nadie”.
    Con este escrito espero haber resuelto todos los interrogantes que nos haces en todo lo que has escrito y para algunas inquietudes futuras, de ahí lo extenso del trabajo.
    De todas maneras, te agradecemos tu participación.

    Comentarios por Rosendo Romero Ospino | noviembre 27, 2011

  12. Para el bien de este foro virtual que es muy bueno, y los que participan son muy profesionales y cuidadosos investigadores, sugiero muy respetuosamente que sean muy puntuales en sus comentarios y que no se extiendan en largos argumentos sino, que en lo posible, que sus coemntarios sean muy cortos y sustanciosos. Con mucho respeto.

    Comentarios por Mario Paternina Payares | noviembre 28, 2011

  13. Caramba, me le quito el sombrero a Rosendo Romero. Con cuánta pasión vive la historia de esta música; cuánto tiempo invierte en la elaboración de sus escritos. El único reparo que haría es que Rosendo deja en el lector la idea de que sólo confía en su verdad, las ajenas parece que las pusiera en la picota de la sospecha.
    «…si hablamos de Mozart, Vivaldi, Liz, Beethoven se dice que solo las generaciones futuras podrán comprender esta gran música de contenido y no de formas.» Es claro, Rosendo, que si hablas de generaciones futuras, ¡estás hablando del tiempo!, verdadero, infalible, implacable juez. Quizá porque mi especialidad son los estudios literarios, donde siempre me siento en pañales, conozco casos en que escritores notables se equivocaron de la a a la z cuando juzgaron a un colega. André Gide -P. N. de Lit.-, por ejemplo, desaconsejó a una editorial que quiso publicar «En busca del tiempo perdido» de Marcel Proust. Setenta años después, esa obra pasó a ser, según una encuesta/consulta hecha a académicos y escritores de Europa, la más importante del siglo XX, al lado del «Ulises» de Joyce. Puro trabajo del tiempo, apreciado Rosendo. Es por eso que yo no creo en los supuestos riesgos del vallenato clásico. ¿No te parece hasta broma que sean precisamente niños los que hoy muestran en vitrina lo mejor del vallenato? Porque el tiempo también sabe hacer bromas… ironía. Saludos.

    Comentarios por Donaldo Mendoza | noviembre 28, 2011

  14. La declaratoria del Mariachi de México como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad demuestra que ¡sí se puede! lograr que el Vallenato también lo sea.

    Comentarios por Mauricio Sánchez | diciembre 11, 2011

  15. Señores LOLITA ACOSTA y CARLOS LLANOS: Cordial saludo de año nuevo. He sabido por terceros que ustedes han repartido a diestra y siniestra un texto de ROSENDO ROMERO OSPINO en donde expone sus criterios sobre mí. Lamento que el mismo no llegó a donde debe, por lo tanto, les solicito lo remitan para ver que trae para bien de la discusión.

    Comentarios por Félix Carrillo Hinojosa | enero 20, 2012

  16. Hola Félix, feliz año nuevo: El foro virtual que propició Lolita Acosta, nos dio la oportunidad de enriquecer conceptos para el trabajo de patrimonio en que nos encontramos comprometidos. Rosendo tuvo a bien contestar algunas apreciaciones tuyas relacionadas con el equipo de trabajo. Me permití imprimir una copia y entregársela a Marlene, tu hermana, buscando un acercamiento con el fin de aclararte nuestra posición, la cual está orientada únicamente y en favor de la difusión de la música vallenata tradicional en su más sana expresión, de tal manera que se permita una alternativa real de mercado de la música, frente a lo que, sin prevenciones, hemos llamado «nuevo vallenato», buscando la permanencia en el tiempo de la mayor expresión del patrimonio cultural de la Región Vallenata.
    En mi condición de coordinador del proyecto para elevar a Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad a «El Vallenato», estoy abierto a todas las consideraciones de carácter objetivo que puedan aportarle al proceso.

    Comentarios por Carlos Llanos Diazgranados - Coordinador Cluster de la Cultura y la Música Vallenata | enero 20, 2012

  17. LOLITA ACOSTA, ADRIÁN VILLAMIZAR, CARLOS LLANOS, SANTANDER DURÁN ESCALONA y ROSENDO ROMERO OSPINO: Lamento ese extenso e interminable texto lleno de iras acumuladas que escribió el ilustre Rosendo, que en términos periodísticos llamamos «LADRILLO», igual que esos proyectos de ustedes se hayan vuelto un sanedrín, en donde la discusión es «yo con yo».
    Como buen gallo fino de pelea que soy ahí les hago llegar un texto que no deseo ninguna replica por parte de ustedes, por la razón fundamental que salta a la vista: «TENGO PROYECTOS MÁS INTERESANTES QUE ADELANTAR» y no ese «MONOLOGO INTERMINABLE» en que viajan mis amigos del ayer. Ni ustedes, tampoco yo, necesitamos de la santa bendición para ser lo que somos: Ustedes, unas grandes estrellas del mundo vallenato, y quien esto escribe, un aportador de ideas que no busca fama, gloria, ni nada parecido. Guajiramente.

    FÉLIX CARRILLO HINOJOSA LE RESPONDE A ROSENDO ROMERO

    Había decidido no participar más en los dos temas planteado por Adrián Villamizar, Carlos Llanos, Santander Durán, Lolita Acosta y Rosendo Romero para evitar caer en el monólogo eterno del dime y direte, que si bien es cierto, nutre la discusión, en la mayoría de los casos termina en una exaltación de egos en doble vía. Pero un hombre como Rosendo Romero Ospino que le ha hecho un grande aporte a nuestra música vallenata desde el contexto de la composición, me invita a responderle con la altura que él merece y que estoy acostumbrado a hacerlo.
    Agradezco de su parte que reconozca haberles dejado, con mi intervención, una tarea que no es producto del mes o del año tal, porque no está en mí, como hecho determinante, lo cuantitativo sino lo cualitativo. Lamento, estimado creador, que se levante como el constructor de un hecho determinante como si alguien no lo hubiese pensado antes. Eso que lo que usted y yo planteamos no es nuevo, debido a que personas, antes que nosotros, lucharon desde la mirada crítica de su tiempo y fijaron sus posiciones, que bien vale la pena retomar y mirar con detenimiento, sin la premura de vencer al otro o de hacerle creer a quien nos lee que somos dueños de la verdad. En lo atinente a lo planteado por ustedes, para que la UNESCO proteja el vallenato, he dicho y sostengo que, hasta ahora, no encuentro lo que está en vías de extinción de nuestra música y que no hay nada que proteger, ya que esta música suya y de muchos que la amamos, pasa por el punto más alto de industrialización, cuyo estadio genera todas las controversias para bien y lo que no está en concordancia con su espíritu indestronable, debe corregirse. Ahí es donde recurro a presentar el Festival de la Leyenda Vallenata como soporte de un movimiento musical que arrancó de lo rural, pero que se sostiene con mucha fortaleza en el medio urbano. A través de los encuentros que he sostenido con muchas figuras antecesoras a esta generación que está defendiendo a nuestra música, he encontrado que la posición de muchos de ellos obedece más a un “resentimiento” por el desplazamiento de que han sido objeto, que al análisis serio de mirar con mucha objetividad el paso ineludible de un estado a otro. Ahí está un primer aspecto fundamental de la discusión. ¿Cómo miramos el tránsito de una década a otra sin que ello nos lleve a rumiar maledicencia? ¿Cómo haría usted y sus amigos para detener el paso del tiempo y ver con mejores ojos lo que hacen estos muchachos de ahora? No me preocupa si usted descalifica mis textos, pero debo decirle que me preocupa mucho que haga parte de esa pléyade de personas que cuando uno escribe sobre ellos es “un fuera de serie”, pero cuando les hace cualquier observación o no comparte sus apreciaciones no “vale la pena” o es un problema. No veré con malos ojos el hecho de que ustedes me inviten a profundizar sobre determinado tema. Soy una persona que está en constante búsqueda de conocer más y eso me permite hacer de buen recibo de su idea. Estoy seguro de que no pensaré un instante en que ustedes son los “mandacallá del conocimiento vallenato”, porque sería injusto con otras personas que saben más que ustedes y que yo. Para mi fortuna nunca he perdido el norte y sé de dónde vengo y para dónde voy.
    Usted plantea, con la anuencia de su séquito, que el paseo, el son, el merengue y la puya no evolucionan. Lamento su planteamiento que conduce a un profundo estatismo conceptual sobre una música, y en eso, si lo revisa con detenimiento, la respuesta se la da el vallenato en todos sus tiempos. Si escuchamos los patrones de grabación de Francisco Rada, Abel Antonio Villa, Luis Enrique Martínez y Alejandro Durán, vemos como cada uno de ellos evolucionó su música. Luego encontramos a Calixto Ochoa, Lisandro Mesa y Alfredo Gutiérrez, Pedro García, Los Playoneros del Cesar, Nicolás Mendoza, Jorge Oñate y los Hermanos López, Poncho y Emilianito Zuleta Díaz, Armando Moscote y Norberto Romero, Rafael Orozco y Emilio Oviedo, Daniel Celedón e Israel Romero, Alberto Zabaleta y Emilio Oviedo y Silvio Brito y los Hermanos Meriño, que, sumados a tantos valores de nuestra música vallenata y a los actuales protagonistas, hacen, acordes con su tiempo, todo el aporte que hemos percibido hasta ahora. El tiempo pondrá en la balanza, manejada con justicia, unas veces y otras no, por los que siguen esta música desde su mirada crítica, con aciertos o no, para determinar, no ellos, sino la propia música, el alcance de ella y sus protagonistas. Todos ellos, con sus respectivas influencias, evolucionaron en su medida y por ello es que son conocidos. Si ustedes creen y están convencidos de que la pérdida del vallenato es evidente y una de las maneras de recuperar todo ese mundo creativo, enajenado por el presente, es acudiendo a la UNESCO, este humilde servidor no es ni será el palo atravesado en la rueda de sus sueños. Usted que ha sido una de las cabezas visibles del tema “quinto ritmo” debe hacer las sumas y restas de esa propuesta y terminará con muchas conclusiones, entre ellas: “que la lírica es inherente a todo el proceso creativo de nuestros valores musicales en cada uno de sus tiempos, salvo el caso de la puya en que poco aparece. Que “la romanza” planteada al interior del Festival Cuna de Acordeones en Villanueva (Guajira) no es más que “el paseo evolucionado” ya que si fuera un quinto ritmo, no le preguntaría a usted y todos los que acolitan ese agravio de mal gusto para con nuestra música vallenata: ¿cómo se baila eso que ustedes inventaron? Es mas, miren al interior de ese gran evento y encontrarán que perdió su norte al introducirle ese embeleco que desarticula su pretensión y reafirma el tiempo de las raíces como el punto de partida del Vallenato y que respeta en su esencia todo lo que desde allí se hace como parte de una industrialización que me gustaría saber cómo ustedes la van a detener. Me gustaría saber, estimado Rosendo, cuál era su pensamiento cuando El Binomio de Oro irrumpía con unas muestras que obedecían más a un presupuesto citadino que al rural y quien esto escribe llegó a criticar, pero que luego entendió que estábamos ante una nueva propuesta que era vallenata, pero con una mayor evolución que los anteriores grupos. Ante esa comprensión, sustentada en un constante diálogo que sostuve con Rafael Orozco e Israel Romero, pude dar el salto y entender el valor sustancial del tiempo, en todos los fenómenos sociales, políticos y culturales.
    Todos estos hechos, analizados con seriedad y con el ánimo de encontrar vías de respeto en lo que le dicen a uno y lo que se debe responder, me permiten hacer ciertas consideraciones, entre ellas: que no hay por estos lares el más mínimo asomo de confusión, lo que me permite tener claro qué es o no una “fusión”, hecho que no es nuevo en nuestra música, que ni siquiera los patrones de la grabación vallenata se pudieron abstraer de ella. Sus críticas a la nueva generación son evidentes y menos mal que no soy quien lo dice, sino usted: “ellos tenían la obligación de crear ritmos”. Eso no es cierto, estimado Rosendo: La obligación de ellos es y será continuar con la música que nuestros campesinos hicieron, con sus nuevos sonidos y visiones que necesitan aparecer, para que su sello sea característico de un tiempo, de un grupo musical, de lo contrario no valió la pena estar en este tiempo. Es más, todos, los incluyo a ustedes, queridos amigos, sin que se vayan a ofender, vamos al bebedero de la savia de las raíces que promueven los patrones de la grabación, porque existe una generación que nos lleva de la mano a mirar el pasado para comprender el presente. Le invito a no echarle la culpa a la comercialización, si ese factor ha estado inmerso en cada uno de los protagonistas del vallenato en la grabación. Le dejo un hecho que, más que anécdota, nos deja una seria lección: al llegar Gilberto Alejandro Durán Díaz a Barranquilla en la década de los 50 le tocó trabajar en actividades no propias de la música y cuando tuvo la fortuna de ser escuchado por Víctor Amórtegui, le tocó irse a los pueblos con las láminas de acetato de 78 revoluciones para comercializarlas, de las que luego de ser vendidas, el señor grabador sacaba sus gastos y lo que quedaba era repartido en dos partes: músico y productor.
    Lamento que usted no mire con ojos de agradecimiento lo hecho por destacados valores interpretativos del vallenato, al decir: “Ahora los Zuleta, Jorge Oñate, Iván Villazón, Silvio Brito, Peter Manjarrés, Silvestre Dangond, Diomedes Díaz, El Binomio de Oro, ellos no son el vallenato, son intérpretes del vallenato, el vallenato es el paseo, el son, el merengue y la puya”. Desconocer el valor connatural de la obra, con relación al intérprete, es algo que no esperaba de usted, pero que debe llevar a la siguiente reflexión: cómo hace usted para mirar a los ojos a nuestros valores inmensos de la interpretación vallenata, entre ellos a su hermano Israel Romero Ospino. Negar esa construcción de nuestros cantores, acordeoneros, cajeros, guacharaqueros, es segmentar a una música, que sin lugar a dudas, es un conjunto hecho música. Pero bueno, si usted niega lo hecho por su hermano, no puedo esperar una reivindicación por parte suya, de lo hecho por mí. Ese discurso fraccionado y de mal gusto no debe ser rematado como lo hace: “en mi caso personal siempre me he dirigido a la parte literaria de las canciones”. En ese caso deberías acusarme en contra de los compositores y por ahí también sales equivocado. Siento que esa parte la escribió usted con ira hacia una persona que le perdona esa salida en falso, pero que le deja la siguiente observación: no llevo ni traigo comentarios, ni hago parte de grupos que desarrollan esa actividad. Conmigo la gente sabe a qué atenerse, no construyo varios discursos al tiempo para complacer a determinado auditorio.
    Si los festivales que se hacen con música vallenata en Colombia y fuera de nuestra territorio patrio no cumplen con su objeto, me gustaría conocer de parte suya y de quien tenga a bien hacerlo, las observaciones a que haya lugar, para fortalecer ese proceso. Esa pobreza que afirma se da al interior de nuestros eventos ha sido tema de debate constante en nuestra provincia y fuera de ella, con lo que hemos mejorado mucho y creo que debe ser una constante en esos eventos que son construidos por seres humanos y que, como hecho raro, no dejan de aparecer serias contaminaciones tanto de forma como de contenido. Muchos han sugerido, y entre esos me cuento, que debemos recuperar el acordeonero que cante y componga, que deben llevar los concursantes, entre su repertorio por lo menos dos sones, dos puyas y dos merengues inéditos. Nunca he usado ni me he escudado en el Festival de la Leyenda Vallenata para exponer mi ideario. Lo pongo como un ejemplo en su desarrollo, y para mi fortuna, allá conocen mi postura no desde ahora sino desde finales de la década de los 70, cuando a los 17 años fui concursante y jurado del mismo.
    Sea “La Música Vallenata”, “El Vallenato” o lo que se haya decidido proteger, porque está en riesgo, no olvide que estuve en un foro y allí expresé mis inquietudes como el resto de contertulios. Que Santander Durán Escalona o quien haya tenido a bien hacerlo presente un panorama económico del vallenato, ese hecho en nada le quita el protagonismo a nuestra música, todo lo contrario, reafirma que estamos ante un hecho cultural, que sin sobredimensionarlo o ensimismarlo, le compite en forma y contenido con lujos de detalles, a las otras músicas locales de Colombia y de América. Si decirles, de manera franca, dónde está lo que debe proteger la UNESCO y que, según ustedes, está en serios riesgos, merece un señalamiento de culpabilidad hacia ustedes, porque me imagino que no es solo su criterio sino el grupal, trasládenme esa acción y digan que soy culpable, no ustedes, y solo por decirles, hacia dónde apunta su propuesta. Cuando la gente, en muchas partes de Colombia, me tildaron de que no andaba bien de la cabeza por pensar en el tema de una categoría para la Música Vallenata dentro de los Premios Grammy, nunca me molesté por esos calificativos y traté siempre, en lo posible, de darle a cada quien una explicación acorde con ese sueño. Nunca descalifiqué a quienes me maltrataron por soñar. Siguen siendo mis amigos, sin reservas, sin maldad y con el peso transparente del perdón que les di a muchos antes de partir al sueño profundo. Por eso cuando he defendido lo que me ha correspondido hacer es porque mi llamado interior así me lo dicta, sin compromisos económicos, personales o de cualquier tipo. Y no como pretende hacerle creer a quien lea su texto que soy hombre de dos o más discursos. No me gusta decirle a la mano derecha lo que hago con la izquierda. Sé guardar secretos. Soy un convencido de que no vale la pena volver este disenso una retórica sin argumentos y llena de recados groseros. Tienen ustedes muchos valores, que no soy el indicado para quitarles o ponerles más de la cuenta. No necesito que me envíe un listado interminable de los dones y virtudes que le pertenecen a usted y a sus amigos. Usted no está hablando con alguien de otro planeta. Esas explicaciones sobran para alguien que como quien esto escribe, sabe y le ha aportado algo a nuestra música, no como ustedes, pero ahí hacemos el deber.
    No tiene sentido hacer visible lo que sabemos que es. Sus posiciones sobre la nueva generación son de amplio conocimiento al igual que las mías. Para usted y sus amigos, así lo piensan cuando sustentan: “lo que ellos hacen (la nueva generación) no es la vigésima maravilla del mundo”, en cambio para mi es el afianzamiento de un movimiento musical conocido como Vallenato. Imagínense ustedes una música sin continuidad ¿cómo creen que se puede mantener con tantos cortocircuitos? En lo pertinente al ejemplo que menciona del palabrero wayuú, debo aclararle que ella es una actividad dentro de una comunidad indígena, pero no es global su práctica y no está demás decirle, que EL VALLENATO lo practican como oficio muchas comunidades que no son de Colombia. No lo dude Rosendo Romero Ospino, es apenas el comienzo de lo que esta nueva generación puede construir y consolidar en torno a nuestra música. Puede que ellos no se parezcan a lo hecho en su obra, son otros tiempos, pero de lo que sí estoy seguro es de que el Vallenato como generación en su actividad no ha perdido su espíritu, pese a todas las transformaciones de lenguaje, vestido, alimentación, entornos. Lamento que ustedes no se hayan dado cuenta de que las veredas le dieron paso a los pueblos y estos a las grandes urbes. La Plaza Alfonso López de la década de los 70 no es igual a la de los 90, mucho menos a la del siglo XXI, así conserve ciertos espíritus andantes que nos vigilan.
    Digamos que es verdad lo que dice sobre el padrinazgo que ejerció sobre la nueva generación. Digamos que usted y sus amigos hacen buena tertulia sobre el ayer y el presente, sin herir tiempos. Digamos que usted y sus amigos son abanderados de la gestación de nuevas figuras vallenatas que como Kaleth Morales, Peter Manjarrés, Silvestre Dangond y Orlando Acosta, sirven de nuevos paradigma en esta visión postmoderna del Vallenato. Así como ha leído de mí, “siempre lo mismo”, es bueno anotar que eso reafirma que ustedes no han hecho nada distinto para cambiar mi posición. Motívenme, ya que es deber de ustedes como proponentes de ese proyecto entusiasmar a “los corazones fríos” como dijo Gustavo Gutiérrez Cabello, y meterle pueblo a ese tema. Lamento que nuestro apreciado amigo Rosendo Romero Ospino esté descubriendo el agua tibia, cuando de manera categórica dice: “lo que tú no sabes es que los compositores clásicos vemos en Silvestre Dangond la esperanza del folclor”. Gracias por el repetido: “tú no sabes”. Pero le reitero, no me preocupa si le graban o no, a los viejos creadores. Ellos hicieron su obra y eso lo respeto. Nunca he forzado a ningún intérprete del ayer o del hoy vallenato para que dejen o incluyan a creador alguno en sus producciones. Esa decisión debe tener un conducto transparente y son los líderes de ese movimiento los llamados a responder por sus grabaciones. No soy el llamado a descalificar lo que están haciendo Silvestre y Juan Mario, Peter y Sergio Luis, o poner en duda la calidad musical que se vislumbra en Martín Elías y Rolando. Eso que usted dice y que lo afirma con tanta propiedad: “el bajón aparente de dos de los líderes musicales del momento” (se refiere a Silvestre y Peter) especialmente en Valledupar, no se debe a la calidad de Martín Elías y Rolando Ochoa, sino a ese desgaste de una formula que ya dio todo lo que tenía que dar. Lo que nos faltaba, Rosendo Romero Ospino, a más de exotérico nos resultó agorero. Se nos volvió todo un dios del tema vallenato. Silvestre y Peter, háganle caso al nuevo pitoniso vallenato. Cambien sus acordeoneros porque don Rosendo dio su sentencia. Cuánto anhelo que siga al lado de sus amigos, con el estatismo de la narrativa vallenata. ¿Será que ella no cambia, de la mano del tiempo, que todo lo determina? Ese último párrafo se parece mucho a quien lo escribe. Es más, cuando me refería al tema del Grammy, hago alusión a la desorganización de los grupos vallenatos para vincularse como miembros votantes. No me refería a ustedes como tema central de la queja, porque son los artistas vallenatos los llamados a fortalecer ese logro, ya que la categoría, en primera instancia, construye el sendero de los artistas. Pero aún así, en más de una ocasión comenté todos esos pormenores de la categoría Cumbia-Vallenato/Álbum, lamento que no lo haya leído. No tengo ni he tenido enemigos, contradictores como los tienen ustedes. No soy un angelito, pero tampoco el diablo para mostrar. Lo que sí lamento es que se haya llenado, no de requisitos como hicieron los juglares, sino de viejas notas para hacer un cuadro a manera de prontuario, que al final lo que deja es un sabor agridulce de una contestación a destiempo por parte suya. Y lo más triste de ello es que asegura que lo he plagiado, tremenda mente fantástica la suya. Se le olvida a usted y a sus amigos, Rosendo Romero Ospino, que por la década de los 80 laboré en El Espectador y se hizo una labor periodística que luego fue continuada por 15 años más en El Tiempo. Esos textos, la mayoría publicados en esos 25 años, fueron retomados luego en eso que usted argumenta como plagio. Pero bueno, destacado compositor, valga la pena agradecerle todo lo que ha dicho sobre mí. Su posición no me saca de la ropa ni me hace perder la noción que tengo de usted. No soy de los que se apuesta en los caminos para asestar el golpe de gracia, pero sí me gustaría decirle una vez más lo siguiente: lamento que tome temas que no los he hablado con usted, caso específico Jorge Celedón y Carlos Vives, con quienes mantengo una excelente relación y en más de una ocasión si hemos hablado sobre los valores vallenatos han sido frases de gratitud para con quienes han hecho grandes construcciones. No me hable de dinero, logros, gloria, fama, que este humilde servidor ha conseguido a pulso lo suyo. La suerte mía la he construido, con acierto y desaciertos, como todo en la vida. Pero no he rapado los sueños de nadie, en especial como para sentirme acosado por el pasado o situación parecida.
    Termino diciendo que así como esos proyectos de ustedes, tanto el de UNESCO como el clúster vallenato, temas sobre los cuales he hecho mis observaciones, no quiere decir ello que usted me vede a opinar o que desconfíe de la gestión que puedan hacer. Soy un convencido de que ustedes siguen en su mundo y yo en el mío. Para nada me incomoda que lleguen valores a soportar esos sueños. Máxime que me ofrecieron la dirección del clúster y lo rechacé por los compromisos que tengo con la traducción de “Cien años de soledad” al wayuunaiki”. Para mi fortuna y la de mis hijos, no soy un vago que espera que la suerte mía me la definan otros. Les deseo lo mejor en esos proyectos, pero para su pesar, en el tema vallenato cada vez que pueda opinar sobre el mismo no temblaré un segundo en hacerlo. Así usted vuelva, acolitado por sus amigos, a construir otro prontuario, que no me genera ningún resquemor, máxime que la coraza que Dios y mis padres me construyeron me ha dado la fortaleza necesaria para no claudicar ante tantas arremetidas alevosas que surgen y que nos hacen todos los días construir mejores caminos para bien de la vida, el amor y de quienes nos saben comentar sus observaciones sobre nuestros aciertos y errores.
    Guajiramente.

    Comentarios por Félix Carrillo Hinojosa | enero 22, 2012

  18. Había dejado quieto este tema porque el mismo se concentró en un momento determinado, en la piquería intelectual de dos grandes exponentes del conocimiento del arte, del folclor y la cultura en general. Tu respuesta, Félix, me saca de la modorra pero no porque en tu discurso existan elementos novedosos que vengan a aportar a la construcción de un necesario debate alrededor de estos temas, sino porque algo que se convirtió en una diálogo entre dos pesos pesados, pero en voz alta, terminó salpicando las buenas intenciones que en lo personal exhibo a diario frente a todo el proceso y frente a lo que ustedes dos significan para la historia de esta música y lo que tienen de materia gris y de alma, que para mí enriquece todo lo que hay que saber o decir sobre el Vallenato. Y digo salpicando las intenciones porque envés de concentrarte en tratar en forma muy particular con Rosendo cada una de las cosas en las que es evidente están en desacuerdo, terminas afirmando cosas hacia lo colectivo que están lejos de ser ciertas y que por más que te retires de la discusión debo también dejarlas muy en claro: ROSENDO ROMERO OSPINO es un ente autónomo de pensamiento y obra que comparte al interior de este grupo, de quien soy un humilde pero digno integrante, propósitos y conceptos que hacen parte de la epistemología del «proteccionismo» que sobre el elemento cultural «El Vallenato» se han venido ventilando a lo largo de estos tres años. Pero también posee argumentos que defienden sus posturas en las que no forzosamente están todos de acuerdo y lo mismo pasa con el PIBE, con Lolita, con Carlos y conmigo. Gracias a Dios ¿Qué tal un clonaje intelectual? Cada quien propone y define su pensamiento crítico y es labor de todo el grupo integrar los argumentos hacia un vector común como nos lo enseñó el profesor Rangel en Física de 5to de bachillerato en el Loperena. En tal sentido, hay cosas con las que ya hemos discutido con Rosendo y él a su vez conmigo y con todos para poder arribar a un discurso final que refleje la «sana intención» que llevamos como grupo. Lo que sí está claro es que en lo que el Maestro Rosendo te respondió en esa epístola, es algo que brota en forma unidireccional de su real saber y entender y que no es «acolitado» por el suscrito, como lo afirmas. Ni Rosendo ni tú necesitan a un grupo de aúlicos obsecuentes que afirmen y sigan como borregos sus aciertos y desaciertos en solidaridad irracional. No, Félix, créeme que lo que él te escribió y compartió es de su cacumen y si bien toca puntos en los cuales coincidimos hay otros en los cuales, como en todo, existen diferencias pero que a esta altura del proceso, tal vez no tenga sentido alborotar. NO hay cuerpo de grupo de TODOS CONTRA FÉLIX ni nada que se le parezca. Tú eres un grande en todo el sentido de la palabra y no lo digo hoy ni ahora, lo he dicho siempre; que tienes una manera muy particular de sostener tu pensamiento y que en las formas diverja de la manera en la cual yo podría argumentar, es algo natural y a la vez sano que exista dentro de las mentes abiertas, liberales y democráticas, pero a todo señor todo honor y ya tuve un momento previo para hacerte un reconocimiento y no tengo problemas en repetirlo. Pero hoy te digo que me saques de esa mochila con aplausómetro incluído en la cual crees que estoy junto a otros que azuzan o apoyan o estimulan o aupan o alcahuetean acciones o discursos de Rosendo Romero que apunten a lo personal contra Félix Carrillo.
    Ustedes son negros y se entienden (es un dicho popular), yo me quedo con lo que cada uno expone desde lo cultural. Bastante grandes están para saber distinguir qué es una cosa y qué es la otra y en ese sentido Rosendo ni me llamó para pedirme opinión ni yo le di palmaditas en el hombro para que te escribiera esto o aquello. Si él se refirió a mí fue por algún comentario -respetuoso- que hiciste con el cual él no estabas de acuerdo con algo que escribí o sostengo y así creo que lo hizo con todos los demás.
    Lo que pasa entre ustedes es de ustedes y de nadie más.
    Con todo mi respeto y sincero afecto.

    Comentarios por Adrián Villamizar | enero 22, 2012

  19. Son tan extensos esos párrafos de Félix Carrillo, que se ponen fuera del alcance de mi vista cansada. Un abrazo.

    Comentarios por Donaldo Mendoza | enero 23, 2012

  20. Los que escriben sobre la crisis del vallenato recuerden por favor que estamos en la era de Twitter. Aprendan de Donaldo Mendoza, quien escribe bien, corto, claro y de manera contundente. Los escritos largos abundan tanto como la basura.

    Comentarios por Julián Santamarta | enero 23, 2012

  21. Estoy de acuerdo con lo corto, pero no con el término basura.

    Comentarios por Mario Paternina | enero 24, 2012

  22. Si de LADRILLO se trata, aquí lanzaron uno más. Y en medio de estas PAREDES, queda claro QUE LA ÚNICA VERDAD ABSOLUTA ES QUE NO HAY VERDADES ABSOLUTAS.
    Este foro de opinión lo que pretende es ir sumando aportes constructivos, no unilateralizar criterios y por eso es abierto, pero nadie puede pretender pontificar y dar por sentado que su criterio, expuesto sin esperar réplicas «PORQUE SE TIENEN ASUNTOS MÁS IMPORTANTES QUE ATENDER», debe ser atendido por los demás, como espectadores imparciales. Eso, en filosofía, se llama dogmatismo, que es tan dañino y perverso como cualquier dictadura. Pero en este foro nadie pretende sentar dogmas, ni declararse portador de la verdad -que ni el mismo Cristo la pudo definir- sino construir verdades de consenso que ayuden a lograr el propósito ante la UNESCO, así a otros eso le parezca inocuo.

    Comentarios por Simón Martínez Ubárnez | enero 30, 2012

  23. Sensato el juicio de Simón. Aun las ideas más complejas pueden expresarse en lenguaje sencillo, claro y preciso. Aquello de que «lo bueno si breve, dos veces bueno» debe ser la religión de las personas que hacen públicos sus escritos. A Simón sólo le faltó decir que no hay peor sordo que aquél que no quiere oír. Saludos.

    Comentarios por Donaldo Mendoza | enero 31, 2012

  24. Quiero referirme al tema de las amenazas que se ciernen sobre el Vallenato.

    El haber tomado la decisión de nominar al elemento que queremos postular ante la UNESCO como «El Vallenato» fue la solución consensuada para saldar la discusión (ampliamente ilustrada) de qué era lo que se quería postular para la protección del organismo rector de la salvaguarda cultural de la humanidad.

    Sabíamos bien que al nominarlo de esta manera integrábamos el universo de la matriz cultural que lo origina y de todo lo que como signo o síntoma el vocablo pudiera provocar en su asociación neuronal inmediata, algo parecido a lo que los publicistas llaman recordación y posicionamiento de marca. En ese sentido y con razón muchos pueden plantear la duda de que el elemento cultural no se encuentre amenazado sino todo lo contrario, que goza de una extraordinaria, aunque obesa salud.

    Debido a esa amplia consideración que dentro de nosotros mismos podemos tener sobre algo que consideramos tan natural y propio, el comité asesor del Ministerio de Cultura lo definió como «un género musical tradicional cantado, nacido de la conjugación de tres expresiones culturales diferentes a partir de los cantos de vaquería de los campesinos y esclavos negros en las épocas de la colonización, la música y expresiones dancísticas de los indígenas nativos y el aporte de los instrumentos musicales europeos, que con la llegada del acordeón se consolidó con la guacharaca, de origen indígena y con la caja, de origen africano, dando paso a la creación de cuatro aires como son el paseo, el merengue, la puya y el son, que con el paso del tiempo penetraron los altos estratos de la sociedad. Su mayor característica de autenticidad está dada por la letra de sus cantos de contenido narrativo y costumbrista expresadas en un lenguaje elemental, los cuales, con la llegada de nuevas generaciones con vivencias culturales urbanas, se enriquecieron con contenidos de orden poético romántico.»

    Subrayo y sombreo lo que considero relevante dentro de la discusión sobre las amenzas.

    Cuando un bien intangible es considerado Patrimonio es igual que nombrarlo TESORO. Los Tesoros inmateriales, anteriormente conocidos como «Obras Maestras de la Tradición Oral», son un elaborado producto de los tiempos dentro una matriz cultural singular e irrepetible. Por razones propias y previsibles del movimiento perpetuo de esas matrices culturales, la «fuerza» que generan los Tesoros de la Tradición Oral tiende a disiparse y finalmente perderse con el paso del tiempo y el influjo constante de la modernidad con sus contracorrientes culurales. Estas últimas no son sino la versión contemporánea y feroz de las mismas corrientes que a su vez crearon el fenómeno o elemento que se pretende resguardar. El Vallenato no nació como lo cantó el viejo Emiliano o como lo tocó Luis Enrique, muchas cosas fueron mutando hasta establecer una «forma» por todos reconocida, que no requiere exhaustivas explicaciones y menos para las comunidades implicadas en su desarrollo. Es ese el saber sabido, no aprendido que es la marca registrada de lo que se conoce como Cultura.

    Los movimientos y cambios que fueron asentándose con el tiempo y la aceptación popular para dar origen a esta hermosa musicalidad que nos convoca, actuaron igual que el proceso de selección natural con el que Darwin explica su Teoría de la Evolución de las Especies. Fueron perdurando los elementos y la formas que el pueblo mismo fue seleccionando dentro de sus preferencias y las preferencias a su vez generando estilos que determinaron escuelas y así hasta obtener esta hermosa acuarela de versos y melodías, rutinas y rebrujes que constituyen el VALLENATO. Lo que no iba gustando se iba perdiendo y luego olvidando pero todo fue un producto de lo que el pueblo-pueblo a través de su fascinación estética logró escoger como su música representativa.

    Al iniciar el influjo mediático su trepidante accionar sobre las masas, algo que se vuelve brutal desde mediados de los 80 hasta nuestros días, ya no es el pueblo quien escoge lo que debe perdurar dentro de su tradición sino los medios que con su repetición y la estrategia preconcebida de determinados clichés melódico-literarios, impactan el inconciente colectivo y por ende el gusto popular; son ellos quienes dominan el panorama. Nadie puede triunfar sin pasar por su filtro y quienes fabrican la zaranda no necesariamente acreditan conocimiento o ascendentes dentro de la historia de nuestro canto vernáculo.

    Las comunidades van adoptando los nuevos cantares a medida que la música se va pareciendo cada día más a sus propio estilo de vida: facil, rápida, ligera, sin compromisos. No hay tiempo para nada, ni para dialogar, ni para contemplar la naturaleza ni para elaborar un romance. La sociedad se adapta a esa velocidad y así lo hace la cultura y con ella la música.

    La nueva música de estos 25 años de influjo mediático convirtió al Vallenato-Folclor en Vallenato-Género y por ser Género, como el Rock, la Salsa, el Jazz, todo le cabe. Su adaptabilidad al momento social, su energía contagiosa, su musicalidad sencilla pero bonita, su función testimonial, lo hacen apetecido y apetecible por donde quiera que transita en las nuevas versiones. Una de ellas es la que se desconecta de la realidad de la ancestral relación hombre/mujer y propone una invesión de los roles en donde el hombre es victimizado por un ejército irregular de mujeres infieles y desagradecidas transformando al romanticismo-lírico pero viril en un discurso plañidero y genuflexo, propio de Corín Tellado, con su respectivas excepciones y otras variantes que concentran su fuerza en el bailador, al que lo aleja de la cadencia y el contacto cercano del cuerpo de la pareja y lo monta en frenesí a un ritmo y una percusión que en determinadas ocasiones obligan a bailar sueltos y por qué no a saltar.

    Ambas varientes del canto tradicional son las responsables de esa inmensa fiebre nacional e internacional del Vallenato mas ninguna de ellas transmite la esencia con la cual fue gestada su música mentora. Antes, al oir un Vallenato de Escalona, de Leandro Díaz, Hernando Marín o Camilo Namén, las personas podían plasmar en un lienzo nuestros paisajes, costumbres y anécdotas. ¿Qué podrán pensar de nosotros hoy quienes escuchen el Vallenato moderno? ¿Pueden hacer una radiografía de nuestra sociedad o nuestro entorno? Creo que nadie en este foro esté dispuesto a apostar por una respuesta afirmativa. El Vallenato moderno se divorció de la tradición que lo formó y mientras aquel fue producto de una evolución darwiniana, estas dos corrientes son mutaciones con delecciones y traslocaciones que cambiaron en forma abrupta el ADN del Vallenato. 100 años vs 25… pelea de tigre con burro amarrao.

    ¿Qué pasó? ¿Se perdieron quienes son capaces de ser consecuentes con su entorno y expresarse en cantos que hablen de su acontecer y de su realidad? ¿Perdieron la habilidad de ver el paisaje y encontrar en él los símiles para concretar una idea poética?

    No, allí están y son los mismos que alimentan al animal hambriento que es el Vallenato moderno. Esa habilidad del verso y la melodía, de soñar despiertos y cantar volando entre nubes sigue estando, no la han desaparecido aunque estén ahora trabajando para otro propósito. Sólo que ni ellos ni los intérpretes están dispuestos a morise de hambre yendo tras la edificación del folclor. Es tanta la influencia de las corrientes que dan origen a la nuevas música vallenatas que ya ni para atrás voltean a mirar. Sólo quedan los festivales para que vuelvan a las rutinas fosilizadas, como dijo Santander Durán Escalona, para que vuelvan a sentir el cuero de una caja o el corozito de la guacharaca. Sólo quedan los festivales para tratar de dejar algo en el pensamiento de los espectadores con canciones que le apuesten a la estética existencial y a la memoria de los pueblos.

    Allí sigue lo que nos queda de ADN y para eso es que trabaja este proyecto. Ya lo que fue fue y lo único que podemos hacer con la ayuda de todas las fuerzas vivas del folclor bajo la batuta del Estado en Plan Especial de Salvaguarda (PES) es enfríar un poco las aguas para que el iceberg del folclor no se derrita a este ritmo tan acelerado. Ver de qué manera congelamos para los tiempos la memoria de los octogenarios que aún recuerdan versos nunca escritos, que llegaron de boca en boca a través de las generaciones. Para que los tataranietos de Toño Salas conozcan su pasado genético-musical en el intento de reactivar en ellos esta manera de contar la vida cantando que es el Vallenato. Buscamos lugares y medios para que los que aún tienen la posibilidad de ser consecuentes con su entorno y las vivencias diarias de su comunidad no escondan el deseo de cantarlas por la depreciación que han sufrido en los últimos años sino que tengan una caja de resonancia multimedia que además les asegure algún ingreso y no piensen que solo el «cacho» o la «lujuria» son los motivos que tienen para cantar.

    Donaldo: el Vallenato si está en riesgo, si no lo está entonces para qué tratar de inscribirlo como Patrimonio de la Humanidad ante la UNESCO. Es más, ni siquiera nos lo aceptan, son las reglas del juego.

    Tengo muchísimas cosas más para contar pero no soy escritor ni periodista, ni puedo ponerme a corregir estilo y ortografía. Ruego me disculpen no sólo mis torpezas sino este cipote ladrillo que les acabo de tirar pero que – créanme – está hecho con el mismo adobe con el que hicieron la Casa de Alto Pino.

    Comentarios por Adrián Villamizar | marzo 13, 2012

  25. A los amigos polemistas que con tanta propiedad y erudición hablan/escriben sobre el vallenato los invito a que consideren el siguiente punto de vista:

    ¿Creen ustedes que en Alemania habrá brigadas pro defensa de la música de Beethoven y Mozart?

    ¿Será tan vulnerable/débil/frágil el vallenato que necesita de una permanente defensa?

    ¿No creen ustedes que la vigencia de 60 años de la música de Escalona -para tomar el referente más antiguo de música grabada- es suficiente evidencia de que el vallenato no necesita de voluntariosos defensores?

    Estoy de acuerdo con quienes llevan a la UNESCO la propuesta de declarar el Vallenato como «Patrimonio espiritual/inmaterial de la Humanidad», eso le trae algunas ventajas: económicas o de difusión por el mundo; pero dudo que aprueben esa propuesta si ¡oh paradoja! se encuentran con unos honorables ciudadanos que tratan de proteger el «producto», incluso dentro de sus localidades de origen (Guajira, Cesar).

    Rafael Escalona, Gustavo Gutiérrez, Alejandro Durán, nos han regalado una música hecha ARTE. El arte no tiene fecha de vencimiento, al contrario, cuanto más viejo, más actual: Homero, Sófocles, Cervantes, Gabo…; y en la música todas esas catedrales clásicas que ustedes conocen.

    Dejen que el tiempo (eso sí, él es muy… muy paciente) haga su decantación; él se encargará de ir depurando el oro de las impurezas que trae de la mina.

    Se me ocurre, que mejor favor le harían al vallenato, esas preclaras plumas, si en vez de defender lo que no necesita defensa, nos regalaran más bien con lúcidos ensayos sobre las múltiples facetas que nuestra muy amada música vallenata nos ofrece.

    Comentarios por Donaldo Mendoza | marzo 13, 2012

  26. Gracias, Lolita Acosta, por estimular un sin fin en el debate de si el vallenato está en riesgo. Si lo está, de ser distorsionado en su imagen y contenidos ante los habitantes de otros países por lo ruidoso e insubstancial que caracteriza a las últimas producciones. Hay que regresar a los caminos trazados por temas tan grandes como «Matildelina», «La gota fría», «La casa en el aire» y muchos otros de gran calidad y con la capacidad de hacer raíces. Hacer a un lado los cantos escandalosos, los lloriqueos y todo lo que no se parezca a las raíces que lo presentan como un Patrimonio de la Humanidad y de un pueblo que merece la gratuidad en todo lo que pueda considerarse como su pertenencia musical.
    Es por esto que hay que buscar que, sin atropellar los derechos comerciales adquiridos, se puedan ofrecer gratuitamente todas la fiestas correspondientes como lo hace Bogotá con todos los espectáculos populares. Valledupar y el Cesar tienen el dinero suficiente para financiar la tarea. ¡Qué Valledupar nos regale el vallenato!

    Comentarios por Manlio Marino | marzo 14, 2012

  27. Ese video de devolverle el Festival, es decir el vallenato (?), al pueblo, es un afán de intelectuales de clase media. Al pueblo pueblo le tiene sin cuidado dónde organicen el Festival. El pueblo pueblo, ¡legítimo dueño del vallenato!, lo oye en su casa, en la calle, en la parranda, en cantinas… Los intelectuales de clase media que hacen el reclamo pueden montar un festival alternativo en la plaza Alfonso López, no creo que la Alcaldía les niegue el permiso. ¡Qué carajo!, que los ricos tengan su festival, para eso tienen plata. Piensen esta sugerencia, amigos de clase media, piensen… Un abrazo.

    Comentarios por DONALDO MENDOZA | marzo 14, 2012

  28. Comparto totalmente el comentario número 24, de Adrián Villamizar. No dudo en afirmar que, por mezquinos intereses, no se están dando cuenta de la amenaza que se cierne sobre la más auténtica expresión folclórica de Colombia. Están matando al grillo pa’ robarle el pito.

    Comentarios por Luis Eduardo Acosta Medina | marzo 15, 2012

  29. Hace mucho que hemos venido discutiendo estos temas, desde los tiempos bogotanos, del afro, la mochila y las sandalias medio hippies.

    Creo que Rosendo Romero ha hecho un gran esfuerzo de síntesis, que yo no quise hacer nunca, porque en este asunto hay quienes entienden y otros a quienes no les da la gana de entender nada, se hacen los sordos y a veces hasta los estúpidos para no entender. Pero después de leer sus escritos no queda más que decir que «el que tenga oídos para oir que oiga…» si nó, que sobre él caigan rayos y centellas.

    Después de leer lo escrito por Chendo creo que poco queda por decir sobre lo que está sucediendo. De todas maneras, seguiremos haciendo RESISTENCIA al fuego arrazador que quiere barrer con todo, sin que nadie diga nada.

    Enhorabuena, Maestro, bienvenidas sus palabras y que la Providencia lo siga iluminando por siempre.

    Comentarios por Simón Martínez Ubárnez | marzo 16, 2012

  30. Apreciado Simón: confieso que me siento como el «hermano menor» en estas lides. Mis notas sobre el asunto siempre son brevísimas, justamente para minimizar mis equívocos. Agregaría que leyéndolos a ustedes lo que hago es aprender y aprender. Llevo 35 años de vivir en Popayán, pero sin dejar de ir un solo año a Codazzi y Valledupar. Mi oído no ha abandonado un instante los cantos vallenatos, preferencialmente los clásicos, pero sin subestimar las nuevas voces. Gracias por compartir y por escuchar esos gateos míos en esta materia donde los eruditos son ustedes. Un abrazo.

    Comentarios por Donaldo Mendoza | marzo 16, 2012

  31. Este es un debate, para mí, muy sentido, y sinceramente hay algunos comentarios que me dejan seriamente «¡asustado!» Me atrevo a contar una anecdota que viví hace un año atrás que me dolió ¡bastante! Durante una pausa de una presentacion que tuve con mi conjunto aquí en Italia, donde vivo, (soy acordeonero – cantante vallenato NO profesional, lo hago no mas para difundir y dar a conocer la CULTURA VALLENATA) se acercó y se me presentó una colombiana que dijo tener 21 años, recién llegada a Italia, que era cantante aficionada del género salsa y que el vallenato le fascinaba ¡mucho! Después me dijo textualmente estas palabras: «Lo que tocan ustedes ¡NO es vallenato! ¡Esas son canciones de mis abuelos! Échele algo más movido, más moderno».
    Mi humilde opinion es que temas como «La gota fría», «Los sabanales» o «Alicia adorada» en versiones originales si se pueden considerar Vallenato y además temas clásicos. Así que creo que es vital defender, preservar, difundir, destacar y dar a conocer la cultura y el folclor con su raíces porque ya se están perdiendo. El riesgo de que desaparezca la herencia es real y cierto. Esto lo pude comprobar en mi misma piel, ya que no tuve la fortuna de conocer el vallenato desde la cuna, sino con lo muy poquito que hace diez años atrás llegaba hasta aquí, al otro lado del oceano.

    Comentarios por Los Guipas y El Colocho Italiano | May 21, 2012

  32. Es muy cierto lo que dice el comentario del amigo músico residente en Italia, pero, corrección: «Los sabanales» del maestro Calixto Ochoa no hace parte del formato Vallenato. Acuérdese que los ritmos vallenatos son: el paseo, el merengue, el son y la puya; «Los sabanales» está en ritmo de paseaito y pertenece al folclor sabanero. Con estos comentarios cuando se incluyen ritmos o canciones que no hacen parte de este folclor, el Vallenato, se tergiversa el aprendizaje y opinión de los lectores desprevenidos.
    Saludos y gracias.

    Comentarios por Mario Paternina Payares | May 21, 2012

  33. Maestro Paternina, lo que escribió usted es verdad. No quiero desviar el tema de este debate pero quizás, de pronto, no siendo nato del Valle ni de la Sabana, no tengo una influencia cultural sino que podré tener solo una preferencia «a mi gusto» que me hace pensar al Vallenato no como música sino como una cultura muy amplia que no debe de ser obligatoriamente relacionada con un acordeón. Pero, no cabe duda de que es deber detallar que algunos ritmos, como pueden ser el paseaito o el pasebol no son música vallenata sino sabanera que aunque si llevan las misma raíces son distintas y diferentes la una de la otra.

    Comentarios por Los Guipas y El Colocho Italiano | May 22, 2012

  34. El reclamo de la jovencita en Italia es comprensible. A su edad su oído reclama otros ritmos, y el vallenato creo que está respondiendo a esa exigencia, sin perder su esencia. Creo, además, que es esa evidente diversidad del vallenato actual la que va a dar los suficientes réditos para el reconocimiento de Patrimonio Cultural. En su sabiduría eso lo sabrá interpretar la UNESCO.

    Comentarios por DONALDO MENDOZA | May 22, 2012

  35. El Vallenato que se inscribirá como Patrimonio ante la Nación y de allí de la Humanidad será el que se encuentre inmerso en la Tradición Oral de los pueblos; de eso se trata la Convención para la Protección del Patrimonio Inmaterial (les aconsejo a quienes aún no lo han hecho, visitar la pagina web de la UNESCO). La prueba generacional que debe soportar cualquier expresión artística o de la creatividad del ser humano, aún no la han sorteado las expresiones conocidas como Vallenato Romántico Moderno (inclúyanse en él la variante de fusiones de balada que se extendieron desde y hacia Medellín y el Eje Cafetero desde finales de los 80’s y comienzos de los 90’s), lo mismo que lo que se ha dado en llamar «Nueva Ola» (con asiento principal en Valledupar y Barranquilla desde finales de los 90’s) pues, independientemente de su rítmica, sus armonías y contenidos, es muy reciente su aparición en el imaginario colectivo para ser consideradas «Obras Maestras de la Tradición Oral», antigua denominación de Patrimonio Inmaterial según la UNESCO. Requieren para ello al menos dos generaciones para comprobar el paso de madre a hijo a través de cantos y arrullos, o de padre a hijo y nieto a través de las parrandas, las serenatas u otra forma de transmisión de la Cultura Popular. Los chicos y adultos jóvenes que hoy escuchan con avidez estas derivaciones de la música tradicional reconocida como Vallenato, en I Pods o CD, Internet, videos y en audios de carros o en sus computadores, deben tener hijos que repitan la experiencia por ejemplo paterno y encuentren similares significados y significantes de su padres y repitan -de algún modo- la entrega de estos modos o modalidades sonoras a sus propios hijos (nietos de los primeros); no las obras como tal, no las canciones, sino el tipo de expresión, los motivadores del canto, la comprobación de sus efectos y con ellos los elementos constitutivos de la sonoridad de estas expresiones, la forma de bailarlas y sentirlas.

    Comentarios por Adrián Villamizar | May 22, 2012

  36. Lo importante de salvaguardar nuestra música vallenata no está en los desacuerdos personales sino en entender lo importante que fue y sigue siendo nuestro folclor.

    Comentarios por José Gregorio Rois Zuñiga | septiembre 16, 2012


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